Yugoslavia |
Historia
Los eslavos del sur (o yugoslavos) es uno de los cinco
grupos étnicos más importante de la península de los Balcanes, e
incorpora a los pueblos serbios, croatas, eslovenos y montenegrinos.
Aunque el movimiento de unificación política de estos pueblos data al
menos de principios del siglo XIX, históricamente los eslavos del sur han
sido separados y controlados por varias potencias vecinas como Turquía,
Italia, Austria, Hungría y Bulgaria. Las entidades políticas existentes
en el periodo anterior a la I Guerra Mundial englobaban los estados
independientes de Serbia y Montenegro, Bosnia-Herzegovina (bajo la soberanía
del Imperio Austro-Húngaro), Croacia y Eslavonia, (dependencias semiautónomas
de Hungría y más tarde territorios de la corona austriaca) y Dalmacia,
una posesión de Austria. El Banato, Carniola, Istria y Macedonia eran
otras regiones con peculiaridades propias. Pero, a pesar de estas
divisiones y de las profundas diferencias étnicas y culturales entre los
eslavos del sur, se mantuvo el deseo de establecer un Estado. Formación
del Estado yugoslavo El asesinato del archiduque Francisco Fernando de
Habsburgo de Austria por un nacionalista serbio provocó el comienzo de la
I Guerra Mundial, cuando el Imperio Austro-Húngaro declaró la
guerra a Serbia en 1914. La ocupación de Serbia por los imperios
centrales durante la I Guerra Mundial y la formación de un comité para
la unión nacional por los eslavos del sur en el exilio, prepararon el
camino para la creación del Estado yugoslavo. Los principios políticos
de la unidad se enunciaron en la Declaración de Corfú (1917), firmada
por los representantes del comité y del gobierno serbio en el exilio. La
declaración estipulaba, esencialmente, la creación de una monarquía
constitucional federada bajo la dinastía de origen serbio de los
Karagjorgjevic. La desintegración de la monarquía dual de Austria-Hungría
en los meses finales de la I Guerra Mundial dio un impulso espectacular al
movimiento de independencia de los eslavos del sur. En octubre de 1918 se
reunieron en Zagreb representantes de las distintas dependencias eslavas
bajo soberanía austriaca y húngara. Después de organizar un gobierno
provisional, los delegados aprobaron una resolución de unión con Serbia.
La Asamblea Nacional de Montenegro tomó medidas similares en noviembre.
Alejandro, príncipe de Serbia, pendiente de la recuperación de su padre
enfermo, el rey Pedro I Karagjorgjevic de Serbia, aceptó la regencia del
gobierno provisional el 1 de diciembre de 1918. En ese momento se declaró
el nuevo Estado, llamado oficialmente Reino de los Serbios, Croatas y
Eslovenos. A consecuencia de las reivindicaciones italianas sobre
territorios de Dalmacia, la Conferencia de Paz de París se bloqueó por
el problema de delimitación de las fronteras occidentales del nuevo reino.
En 1919, durante esta interrupción, una fuerza italiana bajo mando del
escritor y dirigente nacionalista Gabriele D'Annunzio conquistó Fiume (hoy
Rijeka), una de las principales comarcas en disputa. Esta acción y la
presión de otras potencias aliadas condujeron finalmente a las
negociaciones directas entre el gobierno italiano y el gobierno
provisional yugoslavo. Con la firma el 12 de noviembre de 1920 del Tratado
de Rapallo, Italia y el Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos
(Yugoslavia a partir de 1929) alcanzaron un acuerdo amistoso. A cambio de
la renuncia a sus reivindicaciones sobre Dalmacia, Italia obtuvo Istria y
otras concesiones territoriales importantes. El tratado también
estipulaba que Fiume se convirtiera en ciudad libre bajo supervisión de
la Sociedad de Naciones. Sin embargo, esta disposición no entró en vigor
y, en 1924, Italia se aseguró el reconocimiento yugoslavo de facto de su soberanía sobre el puerto. Mientras tanto, la creación
desde 1920 de la Pequeña Entente, una alianza entre Checoslovaquia,
Rumania y el Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos cuya principal
intención era desalentar el resurgimiento del poder de los Habsburgo en
Europa central y oriental, provocó pactos similares con otros Estados. En noviembre de 1920, cuando se resolvieron las
disputas fronterizas más importantes, el gobierno provisional celebró
elecciones para formalizar una Asamblea Constituyente. A pesar de la dura
oposición de los croatas, que estaban a favor de los principios
constitucionales federalistas, una coalición de centristas y
conservadores apoyada por los serbios votó el 1 de enero de 1921 a favor
de una Constitución que estipulaba una forma de gobierno muy centralizada.
Pedro I de Serbia murió en agosto y su hijo, Alejandro I Karagjorgjevic,
se convirtió en rey. El
reinado de Alejandro El dominio serbio en el gobierno, la multiplicidad de
partidos políticos, la negativa a conceder la autonomía a croatas,
eslovenos y otros grupos minoritarios provocaron intensas luchas políticas
en el reino. Bajo la dirección de Stjepan Radiç, los croatas y sus
aliados lucharon sistemáticamente contra el sistema y la dirección
centralista. La primera fase de la lucha finalizó en junio de 1928,
cuando un diputado montenegrino disparó e hirió mortalmente a Radiç y a
dos de sus colegas parlamentarios en el Parlamento nacional. En represalia,
el croata Caucus se retiró del Parlamento y organizó un régimen
separatista cuyo cuartel general se estableció en Zagreb. La guerra civil
parecía inminente, pero en enero de 1929 el rey Alejandro suspendió la
Constitución de 1921, disolvió el Parlamento y todos los partidos políticos,
y asumió el control del gobierno de forma dictatorial. El rey, que
esperaba imponer así la unidad nacional, abolió posteriormente las
provincias tradicionales y cambió el nombre del estado por el de Reino de
Yugoslavia ('tierra de los eslavos del sur'). La
dictadura monárquica Aunque el monarca suprimió rigurosamente toda oposición
a su programa, las manifestaciones de descontento popular se hicieron cada
vez más frecuentes en todo el territorio. El rey Alejandro promulgó una
nueva Constitución el 3 de septiembre de 1931, pero la dictadura continuó
sin cambios en la mayoría de los aspectos. A pesar de proporcionar un
gobierno parlamentario limitado, la Constitución contenía medidas
restrictivas diseñadas para que el rey continuara dominando el gobierno.
En consecuencia, la mayor parte de los grupos de oposición boicoteó las
elecciones parlamentarias subsiguientes e inauguró una nueva fase en la
lucha contra el régimen centralista. El 9 de octubre de 1934, el rey
Alejandro, que en ese momento visitaba Francia en misión diplomática,
fue asesinado por un terrorista macedonio conectado con grupos
separatistas croatas. El hijo del rey, aún joven, accedió al trono
yugoslavo con el nombre de Pedro II. Un consejo de regencia presidido por
el príncipe Pablo, un primo del rey fallecido, asumió el control del
gobierno. A finales de la década de 1930 el gobierno fue obligado a
demostrar una actitud más conciliadora hacia los croatas y en 1939
estableció finalmente un sistema federal. Yugoslavia comenzó a entablar
relaciones más estrechas con la Alemania de Hitler. La
II Guerra Mundial En 1939, cuando estalló la II Guerra Mundial, el
gobierno yugoslavo se declaró neutral, pero en marzo de 1941 sucumbió a
la presión alemana y accedió a unirse al Pacto Tripartito con Alemania,
Italia y Japón. Al poco tiempo la indignación popular por este hecho
culminó en un golpe de Estado. La regencia fue depuesta y, con el apoyo
del rey Pedro, los insurgentes formaron un gobierno dispuesto a mantener
la neutralidad. La
ocupación La respuesta de las potencias del Eje fue rápida y
despiadada. Apoyados por fuerzas italianas, húngaras y búlgaras, los ejércitos
alemanes invadieron Yugoslavia en abril. El rey Pedro y el gobierno
huyeron y el alto mando del Ejército yugoslavo, superado en número, se
rindió. Sin embargo, cientos de miles de soldados yugoslavos conservaron
sus armas y se ocultaron en las montañas. El reino derrotado fue
desmembrado rápidamente. Italia invadió la región de Dalmacia, parte de
Eslovenia y Montenegro, mientras que Alemania hizo lo propio con el resto
de Eslovenia. Serbia también fue ocupada por los alemanes, que cedieron
el control nominal de gran parte de la región a un gobierno títere.
Hungría obtuvo la región occidental de la provincia serbia de Voivodina,
y Bulgaria ocupó la mayor parte de la Macedonia yugoslava. En Croacia se
creó, bajo protección italiana, un gobierno títere profascista
encabezado por Ante Pavelia, fundador del Partido Fascista Croata en 1929,
cuyos seguidores recibieron el nombre de ustachis, 'insurrectos' que habían efectuado atentados terroristas
contra la política centralista de los Karagjorgjevic; Bosnia quedó bajo
su control. Durante más de dos años después de la división de
Yugoslavia hubo una gran confusión militar y política en el país. Bajo
el general monárquico Draza Mihaíovic, los serbios nacionalistas, (llamados
chetniks) prosiguieron una guerra de guerrillas contra el gobierno títere
croata y sus protectores extranjeros. Los nacionalistas croatas, bajo los
auspicios del régimen de Ustasa, tomaron represalias con una campaña de
exterminio contra los serbios. Otros destacamentos guerrilleros, dirigidos
por Josip Broz Tito, comunista croata, lucharon contra los invasores y los
ustachis croatas al mismo tiempo.
Había muchas diferencias entre los dos grupos resistentes, no sólo en su
ideología política sino también en sus tácticas. En diciembre de 1941
el gobierno yugoslavo en el exilio reconoció a Mihaílovic como
comandante en jefe de los contingentes de la resistencia nacional, una
decisión que complicó aún más la política interior. La
liberación En 1942 los partisanos de Tito, tras conseguir de
facto el control de parte de Bosnia, crearon un gobierno provisional.
Este gobierno, el Consejo para la Liberación Nacional, acusó más tarde
a los chetniks de
colaboracionismo. A partir de entonces hubo frecuentes encuentros armados
entre ambas facciones. Durante 1943 el Consejo para la Liberación Nacional
amplió sus operaciones militares en Yugoslavia, formó un ejército de más
de 100.000 soldados y conquistó más de 100.000 km2 de territorio yugoslavo. Misiones británicas y estadounidenses
se unieron al ejército de Mihaílovic a finales de 1943. En diciembre, el
Consejo, tras negarse a reconocer la autoridad del gobierno en el exilio,
estableció un parlamento nacional. En el verano de 1944 la ruptura entre
los gobiernos monárquico y provisional se subsanó, gracias en gran parte
a la mediación británica. Por las condiciones del acuerdo, el régimen
provisional recibió representación en el gobierno en el exilio y Tito,
que había sido ascendido al rango de mariscal, reemplazó a Mihaílovic
como jefe oficial del Ejército yugoslavo. En septiembre de 1944 los ejércitos
aliados, junto a las fuerzas de Tito, lanzaron una ofensiva contra el ejército
de ocupación alemán en Yugoslavia. Las tropas alemanas fueron expulsadas
de Belgrado y de la mayoría de sus bastiones yugoslavos antes del final
de octubre. Un mes más tarde, después de varias conferencias en
Moscú entre representantes soviéticos, británicos y de los dos
gobiernos yugoslavos, se comenzó a planificar la unión del gobierno monárquico
yugoslavo y el Consejo para la Liberación Nacional. Las características
del régimen proyectado establecían la autonomía local para los
distintos grupos étnicos y un consejo de regencia, que ejercería los
poderes del rey Pedro, cuya posición se determinaría en un plebiscito.
En marzo de 1945 se formó un nuevo gobierno en el que el mariscal Tito
era primer ministro y los comunistas ocupaban puestos claves; dicho
gobierno promulgó un programa de reformas económicas y sociales
moderadas. La monarquía fue abolida en agosto por lo que el rey continuó
en el exilio. El
régimen de Tito En noviembre de 1945 se celebraron elecciones para
formar una asamblea constituyente. Los grupos políticos moderados, a los
que se prohibió oficialmente presentarse como candidatos, boicotearon las
elecciones. Los candidatos del comunista Frente de Unión Nacional se
aseguraron la aprobación del 80% del electorado. El 29 de noviembre la
recién elegida Asamblea Constituyente, que consideró el voto recibido
como un mandato contra la monarquía, proclamó la República Federal
Popular de Yugoslavia. En el transcurso de las semanas siguientes Estados
Unidos, Gran Bretaña y la Unión Soviética reconocieron a la República.
Tras la adopción de una nueva Constitución en enero de 1946, la Asamblea
Constituyente se transformó en el Parlamento nacional. En el nuevo
gabinete formado en febrero, cuyo primer ministro era el mariscal Tito, la
representación comunista se incrementó notablemente. Poco después del final de la guerra, el gobierno de
Tito nacionalizó varios sectores de la economía, impuso restricciones a
la Iglesia católica y disolvió a los grupos de oposición; los periódicos
críticos a la política del gobierno de Tito fueron eliminados y los
sindicatos se convirtieron en organizaciones semioficiales. Mihaílovic
fue capturado y encausado por traición y colaboración con el enemigo; él
y otros ocho dirigentes chetniks
fueron condenados y ejecutados en julio de 1946. El arzobispo (más tarde
cardenal) Aloysius Stepinac, primado católico de Yugoslavia, fue acusado
de traición y sentenciado a cadena perpetua. Fue liberado en 1951 pero
posteriormente se le confinó, hasta su muerte en 1960, al pueblo de Kraic. Yugoslavia adoptó una nueva Constitución en 1953 que
convirtió a Tito en presidente del Estado, y otra en 1963, en la que se
cambió nuevamente el nombre del país, que pasó a denominarse República
Federal Socialista de Yugoslavia. En las décadas siguientes se hicieron
ajustes políticos en el gobierno, muchos relacionados con la cesión de
varias funciones gubernamentales a las repúblicas federadas. Sin embargo,
durante este periodo no disminuyó el control de Tito sobre el país. Expansión
agrícola e industrial La agricultura fue un problema permanente para el
gobierno de Tito. Las intermitentes y serias hambrunas hicieron necesaria
la importación de cereales de Estados Unidos y de la Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas (URSS). Las causas de la escasez de alimentos
fueron las duras sequías y la resistencia de los agricultores al programa
de colectivización gubernamental. Inmediatamente después de la guerra el
gobierno intentó crear grandes granjas colectivas y en 1953 la superficie
máxima de las posesiones privadas se redujo a 10 ha. En 1959 el
congreso del partido exigió de nuevo la reorganización de los terrenos
agrícolas en unidades socializadas mayores, pero la colectivización
nunca se forzó y en ningún momento hubo más de un 13% de tierras
colectivizadas. Cerca de un 70% de las granjas privadas no llegaban a las
5 ha y estaban mal cultivadas. La mayor parte de los alimentos
consumidos en las ciudades provenían de las granjas socializadas. El gobierno estuvo mucho más interesado en
desarrollar la industria que la agricultura. Los gastos invertidos durante
la posguerra para reconstruir y modernizar la industria alcanzaron un
promedio de 1.000 millones de dólares anuales. En general los planes
quinquenales acentuaron el desarrollo de la industria pesada a expensas de
las industrias de bienes de consumo y la agricultura. A finales de la década
de 1950 el control económico se descentralizó y se asignaron
responsabilidades mayores a los sindicatos, que ya tenían más poder que
en otros países comunistas. En 1965 y 1966 las nuevas reformas económicas
produjeron lo que se ha llamado una revolución económica. El gobierno
central disminuyó su intervencionismo y asignó más responsabilidad a
los sindicatos de trabajadores en la administración de empresas, al
tiempo que se anulaban los subsidios estatales y se desarrollaba la
competencia entre ellas. La producción total de 1957 se incrementó un
70% más que en 1953, y en 1966 se doblaron las cifras de 1957. Además,
la parte del producto nacional bruto acumulada y distribuida por el
gobierno central se recortó rápidamente de un 70% a un 30%. En 1967 los
precios se estabilizaron, la economía creció regularmente y la
productividad ascendió por encima del 7%. En la década de 1970 el
gobierno abolió la exigencia del visado para entrar en el país e intentó
reducir una balanza comercial permanentemente desfavorable atrayendo
turistas a la costa de Dalmacia. Fueron construidos numerosos hoteles y
restaurantes, muchos de propiedad privada. Relaciones
con la URSS Cuando comenzó la Guerra fría a finales de la década
de 1940, Yugoslavia se alió con la URSS y rechazó participar en el Plan
Marshall, elaborado y financiado por Estados Unidos. En 1947 Yugoslavia se
unió a las naciones comunistas para crear la Oficina de Información
Comunista (Cominform), que sucedió a la Tercera Internacional, disuelta
en 1943. Belgrado fue designada sede de la nueva organización. No
obstante, a principios de 1948 Tito se negó a aceptar las directrices del
dirigente soviético Stalin, y la URSS, a través del Cominform, tomó
represalias. En una reunión celebrada en Bucarest en junio, que
Yugoslavia boicoteó, el Cominform denunció a Tito y al Partido Comunista
de Yugoslavia y les acusó de importantes desviaciones de la política
comunista ortodoxa. Un congreso del partido yugoslavo reafirmó su lealtad
al marxismo-leninismo pero reeligió a Tito, a quien los dirigentes soviéticos
habían creído derrocar. El éxito del comunismo nacional yugoslavo
obstaculizó los esfuerzos soviéticos por controlar el bloque comunista y
sentó un precedente de independencia que siguieron en algunos aspectos
otros países comunistas. El conflicto entre soviéticos y yugoslavos se agudizó
en 1949, cuando la URSS y otros países comunistas derogaron los tratados
de amistad con Yugoslavia y prohibieron la entrada del país en el recién
creado Consejo de Ayuda Mutua Económica, COMECON o CAME. Durante la
guerra de Corea, Yugoslavia, al contrario que otros países comunistas,
apoyó a las Naciones Unidas (ONU) en el embargo de armas a Corea del
Norte y la China comunista. En 1953 Yugoslavia, junto a Grecia y Turquía,
estableció una serie de tratados para formar la Entente Balcánica, que
perdió importancia a medida que las relaciones entre los países
comunistas mejoraron. Poco después de la muerte de Stalin, en 1953, la URSS
y el resto de los países comunistas reanudaron las relaciones diplomáticas
con Yugoslavia, pero no volvió a unirse al Cominform o a integrarse en el
Comecon. En 1954 Yugoslavia participó en las celebraciones del
aniversario de la Revolución Rusa en Moscú y los dirigentes soviéticos
se unieron a la celebración del décimo aniversario de la liberación
rusa de Belgrado. No obstante, junto a las demostraciones de amistad mutua,
Tito continuó respetando las obligaciones yugoslavas con Occidente. La
visita del primer ministro soviético Nikita Jruschov a Belgrado en 1956
fue seguida de un acuerdo de intercambio cultural, un préstamo soviético
de 84 millones de dólares y la cancelación de la deuda yugoslava,
estimada en 90 millones de dólares. En los años siguientes, las relaciones yugoslavas con
la URSS fueron vacilantes. Sin embargo, Jruschov y Tito intercambiaron
visitas cordiales en 1956; a principios de 1957, en las celebraciones del
cuarenta aniversario de la Revolución Rusa, Yugoslavia tomó parte junto
a otros países comunistas en un manifiesto de paz pero no participó en
su declaración de solidaridad. En 1958 descendió el comercio entre ambos
países, pero en 1962 se reanudaron las visitas amistosas recíprocas y en
Moscú, Tito habló ante el Soviet Supremo. En 1963 el comercio con la
URSS y otros países comunistas se incrementó, a pesar de lo cual el 70%
del comercio yugoslavo se realizaba con los países occidentales y no
alineados. En 1964 Yugoslavia se convirtió en miembro observador del
Comecon y participó en sus comisiones de comercio, industrias metalúrgicas
y químicas. Además Yugoslavia accedió a cooperar con Rumania en la
construcción de un gran proyecto náutico e hidroeléctrico en las
Puertas de Hierro, sobre el río Danubio. Por otra parte, en la década de
1960, los lazos de Yugoslavia con Occidente habían hecho que empeoraran
las relaciones con la China comunista y Albania. El
desarrollo de las relaciones con Occidente En 1945, tras el final de la II Guerra Mundial, las
relaciones yugoslavas con Occidente mejoraron. En 1949 Yugoslavia se
aseguró la ayuda financiera del Banco de Exportaciones e Importaciones de
Estados Unidos y del Banco Internacional para la Reconstrucción y el
Desarrollo; también firmó un tratado de comercio con Gran Bretaña. Ese
mismo año, Yugoslavia fue elegida para formar parte del Consejo de
Seguridad de Naciones Unidas a pesar de la encarnizada oposición del
bloque comunista. Estados Unidos continuó suministrando ayuda, en
especial en los años de escasez de cereales y en 1952, también suministró
abastecimientos militares. Desde el final de la II Guerra Mundial hasta 1954,
Yugoslavia estuvo muy interesada en la vecina Trieste, donde las fuerzas
de Tito se habían unido a las de Estados Unidos y Gran Bretaña para
expulsar a los alemanes. Durante la Conferencia de Paz de París de 1947
se estableció un territorio libre bajo mandato de la ONU en el que
Estados Unidos y Gran Bretaña administraban una región que comprendía
la ciudad de Trieste y Yugoslavia un área más pequeña (la zona B). Tras
una larga controversia, un acuerdo cedió a Yugoslavia la zona B y algunos
derechos sobre la ciudad de Trieste. Tito
y los países no alineados En 1954 Tito dio el primer paso para formar la
Organización de Países No Alineados, un grupo de Estados que declaraban
su neutralidad ante el enfrentamiento Este-Oeste durante la Guerra fría.
A su primer viaje a la India le siguió otro en 1955, y en 1956 el primer
ministro indio Jawaharlal Nehru devolvió la visita. En 1956 Nehru y el
presidente Gamal Abdel Nasser de Egipto visitaron a Tito en Brioni. En
1961 Tito preparó una conferencia de países no alineados en Belgrado, a
la que acudieron 21 países africanos y asiáticos y contó con la
presencia de Cuba. Yugoslavia, India y Egipto fueron las naciones
dirigentes de la Organización de Países No Alineados en sus primeros años
de existencia. En las Naciones Unidas Yugoslavia votó casi siempre
en bloque con los países comunistas pero no les apoyó en la crisis
coreana y votó a favor de ampliar el Consejo de Seguridad y el Consejo
Económico y Social, algo a lo que Rusia se opuso. Yugoslavia también
condenó la ocupación de Checoslovaquia por las tropas del Pacto de
Varsovia en 1968. Los
últimos años de Tito A finales de la década de 1960 y principios de la
siguiente hubo una mejoría en las relaciones de Yugoslavia con otros países
sin tener en cuenta su orientación política. En 1971 Tito y el dirigente
soviético Leonid Ilich Brezhnev se reunieron en Belgrado y firmaron una
declaración que reafirmaba la independencia política de Yugoslavia
aunque se fortalecían los lazos entre ambos Estados. Esa política se
reflejó en las visitas amistosas que intercambiaron soviéticos y
yugoslavos; al mismo tiempo, Tito mantuvo buenas relaciones con el Mercado
Común Europeo, Estados Unidos y China. En 1979, en la reunión de los Países
No Alineados en La Habana, Tito dirigió a los moderados en contra de la
postura procomunista del dirigente cubano Fidel Castro. Los últimos años del gobierno de Tito tuvieron menos
éxito en política interior. La economía se estancó, aumentó la
inflación y el desempleo, lo que provocó un aumento del número de
huelgas (a pesar de la represión gubernativa); en consecuencia, un enorme
déficit en el comercio exterior, a pesar de la devaluación del dinar y
de los acuerdos comerciales con el Este y el Oeste. La tensión entre
croatas y serbios aumentó y se tradujo en disturbios, secuestros aéreos
y asesinatos y provocó una dura represión. Cientos de croatas y otros
acusados de nacionalismo subversivo, liberalismo o tendencias prosoviéticas
fueron purgados del partido, expulsados o encarcelados. Yugoslavia
después de Tito Tito murió el 4 de mayo de 1980 tras una larga
enfermedad. Con su muerte, llegó a su fin el gobierno unipersonal en
Yugoslavia. De acuerdo con la Constitución de 1974, se instituyó en el
país un sistema de dirección colegiada en el que el gobierno y los
cargos del partido se alternaban todos los años. Una serie de planes de
austeridad sirvieron de poco para mejorar la economía, que se tambaleaba
bajo el peso de la deuda externa superior a los 15.000 millones de dólares;
con el aumento de la inflación y del desempleo, el nivel de vida descendió
paulatinamente durante la década de 1980. La debilidad de la economía y de la jefatura del
gobierno estimuló el desarrollo del enfrentamiento étnico, mientras los
movimientos separatistas en las distintas repúblicas y provincias
amenazaban la viabilidad del país. Durante la década de 1980 aumentaron
las tensiones en la provincia de Kosovo, al sur de Serbia, que había
logrado la autonomía en 1968 tras los disturbios en protesta por el
control serbio, protagonizados por la mayoría albanesa que demandaba una
mayor independencia; de este modo se mantuvieron serios enfrentamientos
con los serbios y los montenegrinos durante toda la década; los esfuerzos
del gobierno serbio por imponer su autoridad sobre Kosovo contribuyeron a
complicar las relaciones entre Yugoslavia y Albania. Hacia finales de la década
de 1980, Serbia reafirmó su control sobre Kosovo y la provincia autónoma
de Voivodina, cuya autonomía fue suprimida. En enero de 1990 la Liga de los Comunistas de
Yugoslavia acordó ceder su monopolio en el poder político. Los grupos
nacionalistas y conservadores recibieron un gran apoyo en las elecciones
de 1990, las primeras elecciones libres desde la II Guerra Mundial. En
diciembre de 1990, los serbios eligieron presidente al antiguo dirigente
comunista y nacionalista declarado Slobodan Milosevic, el cual tendría un
papel importante en las guerras que estallaron posteriormente en los
Balcanes; comenzó su mandato estableciendo la ley marcial en Kosovo en
1990 y restringiendo severamente del antiguo autogobierno de la provincia.
Voivodina perdió la autonomía en esa misma época. En mayo de 1991
estalló una crisis constitucional cuando Serbia y Montenegro bloquearon
la llegada de un croata a la presidencia colectiva de Yugoslavia. Después
de que los parlamentos de Croacia y Eslovenia aprobaran declaraciones de
independencia el 25 de junio, el gobierno federal ordenó al ejército,
dominado por oficiales serbios, que reprimiera a los secesionistas. Hubo
una guerra de diez días en Eslovenia, pero acabó con la derrota serbia.
La guerra en Croacia, que enfrentó a las tropas federales y a milicias
serbias formadas espontáneamente, por un lado, y las fuerzas croatas, por
otro, duró siete meses y en enero de 1992 se estableció un alto el fuego;
Croacia perdió el control de más de un tercio de su territorio después
de que ciudades antiguas y famosas como Dubrovnik fueran casi destruidas.
Estas secesiones y la declaración de independencia de la República
Yugoslava de Macedonia en septiembre de 1991 marcaron el final de la República
Federal Socialista de Yugoslavia. Una declaración similar de
Bosnia-Herzegovina en marzo de 1992 y la posterior lucha, precedieron el
estallido de lo que se ha dado en llamar guerra de la antigua Yugoslavia.
El 27 de abril de 1992 Serbia y Montenegro, las repúblicas restantes,
acordaron unirse y anunciaron la formación de la República Federal de
Yugoslavia, que declararon sucesora legal de la antigua República Federal
Socialista de Yugoslavia. Esta acción admitía tácitamente la
independencia de las repúblicas separatistas, que habían sido
reconocidas por la comunidad internacional. No ocurrió lo mismo con la autoproclamada República
Federal de Yugoslavia. El 22 de septiembre, casi cuatro meses después de
imponer duras sanciones contra Serbia y Montenegro, la Asamblea General de
las Naciones Unidas (ONU) decidió en una votación (127 votos a favor por
6 en contra y 26 abstenciones) que esta federación no podía asumir automáticamente
el lugar de la antigua República Socialista Federal de Yugoslavia, y la
excluyó de la Asamblea General. Recibió, en cambio, la opción de volver
a solicitar el acceso por derecho propio, pero el intento del entonces
primer ministro federal Milan Panic de seguir esta opción provocó una
crisis política en la federación y su posterior caída política en el
mes de octubre. La República Federal de Yugoslavia (Serbia y Montenegro)
no ha vuelto a intentar obtener el reconocimiento formal de la ONU. Desde
entonces la ONU ha designado a la federación como República Federal de
Yugoslavia; también ha sido descrita como la Federación de Serbia y
Montenegro o la República Federal de Serbia y Montenegro. La comunidad
internacional ha seguido abrumadoramente la decisión de la ONU; la República
Federal de Yugoslavia (Serbia y Montenegro) no ha podido recobrar el
antiguo lugar de Yugoslavia en otras organizaciones internacionales como
en la Organización de Países No-Alineados, y prácticamente no ha sido
reconocida por ningún país. La principal excepción ha sido China,
aunque Rusia ha mantenido lazos de amistad con la Federación y le ha
proporcionado un considerable reconocimiento de facto, aunque no de iure.
En febrero de 1995, se firmó un acuerdo de cooperación militar entre
Rusia y la República Federal de Yugoslavia (Serbia y Montenegro), que debía
hacerse efectivo después del levantamiento de las sanciones
internacionales. Para consultar más detalles sobre la historia del área
que comprendía la República Federal Socialista de Yugoslavia desde 1992,
ver las entradas de las repúblicas individuales y de la República
Federal de Yugoslavia (Serbia y Montenegro). |