Serbia

 

 

Historia

Serbia fue una vez parte del antiguo país de Iliria, ocupado por los romanos en el 44 d.C. que lo gobernaron como una provincia de Mesia. Los godos asolaron el área en el siglo III, pero después del 395 pasó a formar parte del Imperio bizantino. La llegada a la zona comprendida entre el mar Adriático y el río Danubio de pueblos eslavos procedentes del oeste de la actual Ucrania se realizó de forma paulatina desde finales del siglo III. Su conversión al cristianismo ortodoxo fue temprana y hacia el siglo IX ya está completa. Aunque carecían de organización política unificada y estaban sometidos a sus poderosos vecinos bizantinos, se configuraron dos conjuntos territoriales: Zeta (en el actual Montenegro) y Rascia, más al norte, que prefiguró lo que en la actualidad es Serbia.

Control turco

 

Esteban Nemanja, gran supan de Rascia, ocupó Zeta y acabó con la dependencia de Bizancio. En 1217 fue coronado rey como Esteban I, comenzando así la dinastía Nimanja, que alcanzó su máximo esplendor bajo Esteban Dusan (reinado 1331-1355), monarca que controló la mayor parte de lo que hoy es Serbia y Montenegro, Albania y Grecia. Durante su reinado, llevó a cabo la codificación de la leyes existentes, la regulación de la servidumbre y la estabilización del territorio. Al mismo tiempo, se estaba produciendo la expansión del Imperio otomano. En 1389, los turcos otomanos derrotaron a los serbios en Kosovo en la batalla de Kosovo Polje; hasta 1459 se mantuvo la resistencia serbia cuando los turcos capturaron Smederevo, al este de Belgrado, estableciendo su hegemonía en Serbia.

Después de 345 años de sometimiento, los serbios se organizaron bajo la dirección de Jorge Petrovic, hijo de un campesino, conocido como Karagjorgjevic. En 1804, se inició una revuelta que Turquía logró sofocar en 1813. Dos años más tarde, Milos Obrenovic, un ganadero, dirigió una segunda revuelta que, con el apoyo de Rusia, consiguió que Turquía aceptara la formación de un principado con su propia asamblea, aunque bajo la soberanía del sultán (1817). Ese mismo año Jorge Karagjorgjevic regresó de Austria y fue asesinado por orden de Obrenovic, lo que hizo que se creara una fuerte rivalidad entre las dos dinastías. Según el Tratado de Adrianópolis, tras la Guerra Turco-rusa de 1828-1829, Serbia obtuvo mayor autonomía y se redujo el número de guarniciones turcas.

Los Obrenovic permanecieron en el poder hasta 1842, cuando Alejandro Karagjorgjevic llegó al trono; en 1858 fue depuesto por Miguel Obrenovic, hijo de Milos, quien logró en 1867 la expulsión total de los turcos de Serbia. Sin embargo, en 1868, fue asesinado y su joven primo Milan subió al trono y estuvo gobernando hasta 1889.

Control austro-húngaro

Durante la Guerra Turco-rusa de 1877-1878 (en pleno auge del paneslavismo) Serbia y Rusia permanecieron aliadas para derrotar a Turquía en los Balcanes. El Congreso de Berlín de 1878 reconoció la independencia serbia, pero, de hecho, hizo al país dependiente del Imperio Austro-Húngaro. En 1882, Milan se autoproclamó rey con el apoyo austriaco y, en 1885, declaró la guerra a Bulgaria, pretendiendo ocupar la Rumelia oriental. Los serbios fueron derrotados rápidamente y la intervención austriaca les salvó de la conquista. El fracaso búlgaro provocó la hostilidad del Partido Radical, un grupo reformista liberal, que en 1889 redactó una Constitución más liberal y obligó a Milan a abdicar.

En 1893, Alejandro I Obrenovic, hijo de Milan, asumió el trono. Sin embargo, la inclinación reaccionaria y la corrupción general de su régimen le convirtieron en muy impopular, por lo que fue asesinado en 1903. La asamblea legislativa serbia, eligió entonces a Pedro (de la dinastía Karagjorgjevic) como rey. Liberalizó el régimen y, su amigo Nikola Paiç, fundador del Partido Radical, tomó el control de la política exterior como primer ministro.

Las relaciones serbias con Austria se deterioraron entre 1905 y 1907 por cuestiones aduaneras, y empeoraron cuando Austria se anexionó Bosnia-Herzegovina (1908). En 1912 y 1913, Serbia tomó parte activa en las Guerras Balcánicas, consiguiendo ocupar Macedonia, Novi Pazar y Kosovo-Metohija. El crecimiento territorial de Serbia en los Balcanes alarmó a Austria.

Primera Guerra Mundial

El 28 de junio de 1914, la tensión alcanzó su punto culminante cuando en Sarajevo (Bosnia-Herzegovina) Gavrilo Princip, un serbobosnio nacionalista, asesinó al heredero al trono de Austria, archiduque Francisco Fernando y su esposa. El gobierno austriaco, acusó al gobierno serbio de ser responsable del mismo, declaró la guerra y, en agosto, invadió el país, lo que precipitó la I Guerra Mundial. Hasta octubre de 1915, los serbios rechazaron a los invasores, pero con la entrada de Bulgaria en la guerra en el mes de diciembre, los Imperios Centrales completaron la ocupación del país; en 1916, el gobierno serbio huyó a la isla griega de Corfú.

La formación de Yugoslavia

El gobierno en el exilio aprobó los términos de la Declaración de Corfú que establecía la unidad de los eslavos del sur. En 1918, Alejandro Karagjorgjevic, hijo de Pedro, proclamó el Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos, que en 1929 se convirtió en el Reino de Yugoslavia.

En 1941, durante la II Guerra Mundial, los alemanes invadieron Serbia y establecieron un gobierno títere. Después de la derrota del Eje, se proclamó la República Federal Socialista de Yugoslavia, de la que Serbia se convirtió en una república constituyente con poderes limitados de autogobierno.

La desintegración de Yugoslavia

En 1991 Yugoslavia empezó a fragmentarse por el creciente enfrentamiento entre los representantes de las repúblicas que integraban la federación y tras la caída de los regímenes comunistas de Europa Oriental; Serbia pretendió mantener la federación unida para mantener su posición dominante y proteger a las minorías serbias en otras repúblicas. Hacia mediados de 1991 estalló la guerra civil, en la que Serbia (a través del Ejército Popular Yugoslavo, bajo dominio serbio) apoyó a los serbocroatas y serbobosnios que perseguían la creación de la ‘Gran Serbia’. Finalmente, tras varios fracasados ceses del alto el fuego y la imposición de limitadas sanciones por parte de la Comunidad Europea (CE, hoy Unión Europea) sobre Serbia, el 23 de noviembre este país y Croacia firmaron un alto el fuego; sin embargo, Serbia mantuvo el apoyo a los serbocroatas. A finales de abril de 1992, se completó la separación de cuatro repúblicas que integraban Yugoslavia, tres de las cuales (Croacia, Bosnia-Herzegovina y Eslovenia) fueron reconocidas por la comunidad internacional, mientras que Macedonia (que también había proclamado su independencia) tuvo que esperar otro año hasta obtener el reconocimiento formal, pendiente de la solución de una disputa con Grecia sobre su nombre.

La ‘nueva Yugoslavia’

Serbia y Montenegro, las únicas repúblicas que permanecieron dentro de la antigua Yugoslavia, anunciaron el 27 de abril la formación de la República Federal de Yugoslavia. El 22 de septiembre, casi cuatro meses después de la imposición de amplias sanciones sobre Serbia y Montenegro, la Asamblea General de Naciones Unidas (ONU) votó por 127 frente a 6 (con 26 abstenciones) que su autoproclamada federación no podía, automáticamente, asumir el lugar de la antigua República Federal Socialista de Yugoslavia y quedó excluida de la Asamblea General. Sin embargo, se dio la opción de presentar una nueva solicitud para incorporarse por derecho propio: tras el fracaso del entonces primer ministro federal Milan Panic se han realizado más intentos para conseguir el reconocimiento formal de la ONU, lo que sucedió en 1996, tras la conclusión de la guerra. La comunidad internacional ha seguido el mandato de la ONU de forma abrumadora; la principal excepción ha sido China, aunque Rusia ha mantenido vínculos estrechos con la nueva entidad y le dio un considerable reconocimiento de hecho.

El 30 de mayo de 1992, a causa del apoyo continuo de Serbia a los serbobosnios dirigidos por Radovan Karadzic, se impusieron sanciones económicas por parte de la ONU sobre la Federación. Unos pocos días antes, el 27 de mayo de 1992, los dirigentes nacionalistas albaneses de Kosovo organizaron unas elecciones para una asamblea local. La Alianza Democrática de Kosovo triunfó y la nueva asamblea, inmediatamente, declaró la fundación de la República de Kosovo, con Ibrahim Rugova como presidente. Sin embargo, los enfrentamientos entre los nacionalistas albaneses permitieron que Serbia pudiera mantener el control sobre la provincia sin el estallido de una guerra abierta.

Milosevic ganó las elecciones celebradas en diciembre de 1992 con una mayoría considerable, en medio de acusaciones por parte de la oposición de irregularidades generalizadas, pero no se produjo la unión de los grupos opositores para hacer un frente común contra Milosevic. En octubre de 1993, hubo graves conflictos entre Milosevic y su antiguo protegido y aliado Vojislav Seselj (dirigente del neofascista Partido Radical Serbio) sobre la política en Bosnia y, especialmente, los movimientos de Milosevic para distanciar a Serbia de los serbobosnios como paso previo para suavizar las sanciones internacionales. Milosevic disolvió la Asamblea Nacional y convocó elecciones, que se celebraron en diciembre de 1993; fracasó a la hora de obtener una rotunda mayoría y tuvo que formar un gobierno de coalición.

En septiembre de 1994, el gobierno federal rompió las relaciones políticas y económicas con los serbobosnios y se cerró la frontera con Bosnia; al mes siguiente, la ONU levantó algunas sanciones. Durante ese año, Serbia actuó enérgicamente contra los grupos nacionalistas en Kosovo; durante noviembre y diciembre, se estiman en unos 300.000 los albaneses que habían huido de la provincia para escapar de la violencia y la pobreza. Hubo persecuciones similares de otras minorías étnicas, especialmente de húngaros en Voivodina y de musulmanes en Sandjak, por lo que miles de personas huyeron. La actitud de Milosevic no varió cuando, en el verano de 1995, los croatas acabaron rápidamente con la autoproclamada ‘República Serbia de Krajina’ y mantuvo su distanciamiento con los serbobosnios de la también autoproclamada ‘República Serbia de Bosnia’. Interesado en acelerar el levantamiento de las sanciones internacionales, apoyó los contactos que —bajo supervisión estadounidense— permitieron alcanzar los acuerdos de paz de Dayton el 22 de noviembre de 1995. El 14 de diciembre, el presidente serbio Milosevic, el presidente croata Franjo Tudjman y el presidente de Bosnia-Herzegovina, Alija Izetbegovic, ratificaron los acuerdos de paz en París; desde entonces se levantaron las sanciones internacionales. La presión de Belgrado sobre los serbobosnios ha limado su resistencia a unos acuerdos de paz que consideran injustos.

Las elecciones locales celebradas en noviembre de 1996 supusieron un claro triunfo de la oposición democrática serbia (que obtuvo el mayor porcentaje de votos en las principales ciudades del país) sobre el partido de Milosevic, quien anuló las elecciones. Las multitudinarias manifestaciones que se produjeron durante los meses siguientes, en las que se llegó a pedir la dimisión del presidente y la convocatoria de elecciones libres, provocaron la intervención de organismos internacionales europeos que presionaron a Milosevic para que diera marcha atrás en su decisión, lo que finalmente sucedió en febrero de 1997.