Noruega |
Historia De acuerdo con las investigaciones arqueológicas,
Noruega ya estaba habitada hace 14.000 años por pueblos cazadores del
paleolítico, procedentes de Europa central y oriental. Más tarde, se
establecieron en la región comunidades agrarias, llegadas desde Dinamarca
y Suecia, que hablaban una lengua germánica que se convirtió en la
lengua madre de las posteriores lenguas escandinavas. Estos recién
llegados se asentaron en las orillas de los grandes lagos y fiordos; las
montañas formaban fronteras naturales alrededor de la mayor parte de las
áreas de asentamiento. Al cabo del tiempo la vida social de los
diferentes asentamientos pasó a estar dominada por una aristocracia y
finalmente por reyes locales. Hacia el momento en que aparecen los
primeros documentos históricos de Escandinavia, alrededor del siglo VIII
d.C., existían unos 29 pequeños reinos en Noruega. El
periodo vikingo Inevitablemente, los reyes volvieron su atención
hacia el mar, el medio de comunicación más accesible con el mundo
exterior. Alrededor del año 800 d.C., se construyeron barcos de
guerra que fueron enviados en expediciones de pillaje que iniciaron la era
vikinga. Los vikingos eran comerciantes, colonizadores y exploradores y
también saqueadores. Alrededor del año 875 d.C. establecieron
asentamientos en Irlanda, Gran Bretaña, Islandia y en las islas Orcadas,
Feroe y Shetland. Un siglo después, alrededor del 985 d.C., Erik el
Rojo dirigió a los vikingos a Groenlandia desde Islandia; algunos años
después, su hijo, Leif Ericson, fue quizá el primer europeo que arribó,
sin saberlo, a América del Norte. Grupos de vikingos procedentes del
norte penetraron en Rusia, pero su influencia en la formación del Estado
ruso es todavía un tema de debate e investigación. Otros se asentaron en
Francia, dónde fundarían la futura Normandía. En el siglo IX el rey Harald I, de Vestfold (sureste
de Noruega), realizó con éxito el primer intento de formar un reino
noruego unido poco antes del año 900, pero cuando murió, alrededor del
933, sus hijos dividieron Noruega y provocaron disensiones y guerras entre
los herederos de Harald que interrumpieron la unidad y muchos de los
príncipes locales se negaron a renunciar a su independencia. Además de
estas luchas interiores los reyes daneses y suecos intentaban anexionar a
sus dominios el territorio noruego. Introducción
del cristianismo En el 995 Olaf I, un bisnieto de Harald I, se
convirtió en rey. Antes de llegar al trono, Olaf había vivido en
Inglaterra, donde se había convertido al cristianismo, por lo que
intentó imponer esta religión en Noruega y tuvo un éxito parcial. Cinco
años después de su ascensión al trono entró en conflicto con el rey
Sven I de Dinamarca y murió en una batalla. Noruega se vio dividida por
un corto periodo de tiempo, pero fue reunificada por Olaf II el Santo, que
llegó al trono en el 1015. Continuó con la labor religiosa de su
antecesor, utilizó la fuerza contra todos aquellos que se negaban a ser
bautizados, y hacia el 1025 era más poderoso de lo que lo había sido
ningún rey noruego hasta entonces, aunque provocó la enemistad de
poderosos nobles, quienes, junto al rey de Inglaterra y Dinamarca Canuto I
el Grande, enviaron a Olaf al exilio a Rusia en 1028. Regresó dos años
después y murió en una batalla. Posteriormente fue canonizado como santo
patrón de Noruega. Reyes
nativos Al morir Canuto en 1035, los partidarios de su padre
llamaron desde Rusia al hijo de Olaf, Magnus I el Bueno; se convirtió en
rey y unió Dinamarca y Noruega en una sola corona. Durante los tres
siglos siguientes, Noruega fue gobernada por una sucesión de reyes
nativos. Aunque hubo interrupciones intermitentes en el país a causa de
guerras entre aspirantes rivales al trono, Noruega comenzó a emerger como
una nación unida que gozaba de una cierta prosperidad fundamentada en su
gran flota comercial. Los noruegos se habían convertido en cristianos
devotos y la poderosa Iglesia era uno de los poderes más fuertes del
reino. En 1046 Magnus convirtió a su tío Harold en cogobernante. Al
morir Magnus un año después, éste se convirtió en rey con el nombre de
Harold III el Despiadado; murió cuando tomaba parte en la invasión de
Inglaterra en 1066. El último rey de la dinastía fundada por Harold III
fue Sigurd I, que reinó desde 1103 hasta 1130. A la muerte de Sigurd tuvieron lugar conflictos
dinásticos. De los muchos reyes posteriores, el más importante fue
Sverre, rey desde 1184 hasta 1202. Hombre de Estado muy hábil, Sverre
construyó una monarquía fuerte y debilitó bastante el poder religioso y
nobiliario. Durante el reinado de Haakon IV el Viejo, desde 1217 hasta
1263, Noruega alcanzó el apogeo de su prosperidad en la edad media y del
poder político y cultural. En 1262 se añadió al reino Islandia, y
Haakon y su hijo, Magnus VI el Legislador, incrementaron la autoridad
real; la aristocracia rural fue prácticamente aplastada por Haakon V,
quien reinó desde 1270 hasta 1319, lo que hizo que las viejas familias
nobiliarias declinaran gradualmente, permitiendo que Noruega se
convirtiera en una nación de campesinos. La actividad comercial fue
usurpada por la cada vez más poderosa Hansa Teutónica. La muerte en 1319 de Haakon V sin herederos varones
dio el trono al rey sueco Magnus VII Eriksson, un niño de tres años
nieto de Haakon. En 1343 a Magnus le sucedió su hijo, Haakon VI, y en
1380, Olaf II, rey de Dinamarca e hijo de Haakon, se convirtió en rey de
Noruega con el nombre de Olaf IV. El joven rey ejerció un mandato sólo
de forma nominal, pues el poder real estaba en manos de su madre,
Margarita I, que a la muerte de su hijo le sucedió como gobernante de
Noruega y Dinamarca y en 1389 también de Suecia. Para obtener el apoyo
alemán contra los duques de Mecklemburgo, quienes reclamaban el trono
sueco, Margarita hizo elegir rey a su sobrinonieto, Erik de Pomerania. Unión
con Dinamarca y Suecia Por la Unión de Kalmar, en 1397, los tres reinos
escandinavos se convirtieron en una sola unidad administrativa. Noruega
pasó a ser una provincia de Dinamarca. Más tarde el luteranismo se
convirtió en la religión oficial. La prosperidad noruega y su cultura
fueron decayendo rápidamente después de la unión. A la decadencia del
país se unió la peste negra, la plaga que asoló Noruega y el resto de
Europa en el siglo XIV. Suecia y Dinamarca eran más ricas que Noruega, a
la cual descuidaron en gran manera los reyes escandinavos. Durante los
cuatro siglos siguientes Noruega permaneció estancada bajo el gobierno de
los monarcas daneses. Por último, las Guerras Napoleónicas condujeron a la
disolución de la Unión de Kalmar. Tras la derrota de Napoleón en 1814,
Dinamarca, aliada de Francia, fue obligada a firmar el Tratado de Kiel,
por el que cedía Noruega al rey de Suecia. Sin embargo, los noruegos
rechazaron el tratado, se declararon reino independiente, redactaron una
Constitución liberal y ofrecieron la corona al príncipe heredero danés
Frederick (que reinó con el nombre de Cristián VIII). Los poderes
europeos no aprobaron esto y el mariscal Jean Baptiste Bernadotte, que
posteriormente fue rey con el nombre de Carlos XIV, persuadió a Noruega
de que aceptara el Tratado de Kiel; a cambio de su aceptación se
permitió a Noruega mantener la nueva Constitución que había promulgado.
Mediante el Acta de Unión de 1815 el país contó con su propio ejército,
marina, aduanas y poder legislativo y se le permitió una total libertad y
autonomía dentro de sus fronteras. Segunda
unión con Suecia Después de 1814, la cámara legislativa noruega o Storting
estuvo ocupada sobre todo en estabilizar y mejorar la condición
financiera del país y en poner en marcha y salvaguardar su recientemente
conseguido autogobierno. A pesar de una fuerte oposición por parte de
Carlos XIV, monarca autocrático, en 1821 fue abolida la nobleza creada
por los daneses; el Storting
mantenía que los verdaderos nobles noruegos eran los campesinos
descendientes de los barones. El nacionalismo noruego siguió creciendo y
el Storting se quejó de que el
trato sueco no estaba de acuerdo con el espíritu del Acta de Unión y con
la condición de Noruega como un Estado semejante. Al final, en 1839,
Carlos XIV nombró un Comité conjunto de suecos y noruegos para revisar
los términos de la Unión; el rey Carlos murió en 1844, antes de que el
comité remitiera su informe. Su hijo, Óscar I, admitió la justicia de
muchas de las peticiones noruegas y se hizo popular al conceder una
bandera nacional para su marina, aunque llevara el símbolo de su unión
con Suecia. Ascenso
del nacionalismo El movimiento liberal en la política de Noruega, que
acompañaba al surgimiento del nacionalismo, se hizo más pronunciado tras
las revoluciones de 1848 en los principales países de Europa. El
nacionalismo político se vio reforzado por otro intelectual y cultural.
Se comenzaron a recopilar cuentos y canciones populares, se realizaran
diccionarios históricos y gramáticas del noruego. El renacimiento
literario contó con la aportación de figuras como Henrik Ibsen,
Bjørnstjerne Bjørnson, Jonas Lie y Alexander Kielland. Cuando, en 1860, Suecia comenzó a proponer revisiones
del Acta de Unión concediendo poderes adicionales, éstos fueron
boicoteados por el grupo Venstre (Izquierda), creado tras la unión de los
dos grandes partidos políticos noruegos, el Partido de los Abogados y el
Partido de los Campesinos. Luego surgió otra importante controversia
entre los dos países por los renovados intentos suecos de hacer una
revisión constitucional, que establecería el derecho real a disolver el Storting.
Encabezado por Johan Sverdrup, presidente del Parlamento, éste se
enfrentó en una larga lucha contra el rey Óscar II, que tuvo que ceder
en 1884. La política noruega se centró entonces en demandas sobre un
servicio consular separado y una bandera noruega propia para la marina
mercante, sin el símbolo de la unión. La bandera fue aprobada en 1898,
pero Suecia rechazó la demanda de un servicio consular. En 1905, después
de prolongadas negociaciones, el gobierno noruego renunció a su petición,
pero el Storting rechazó a
Óscar como gobernante de Noruega y proclamó al país reino independiente.
En el plebiscito de agosto de 1905 los noruegos votaron por una mayoría
aplastante la separación de Suecia. El Parlamento sueco (Riksdag)
ratificó la separación en octubre. Un mes más tarde, el príncipe
Carlos de Dinamarca aceptó la corona noruega con el nombre de Haakon VII. Independencia
El gobierno noruego, dominado por ministros liberales,
se convirtió en uno de los más avanzados de Europa en temas sociales
tales como subsidios de desempleo, pensiones de jubilación y leyes que
admitían numerosos derechos individuales, como el divorcio; en 1913 las
mujeres noruegas obtuvieron el derecho a voto. Las mujeres desempeñan un
importante papel en la política del país. Tras el comienzo de la I Guerra Mundial, en 1914, los
soberanos de Suecia, Noruega y Dinamarca acordaron declararse neutrales y
cooperar para su mutuo interés. Esta política de neutralidad y amistad
conjunta se prolongó tras la conclusión de la guerra. La depresión
económica mundial que comenzó en 1929 afectó en gran manera a Noruega
debido a su dependencia de las importaciones. El Partido Laborista se hizo
con el poder en 1935 y continuó la política de moderación y liberalismo
político que desde 1905 había dominado la vida política noruega. El país mantuvo su neutralidad tradicional cuando en
1939 comenzó la II Guerra Mundial. A pesar de su simpatía por
Finlandia en su enfrentamiento con Rusia, Noruega rechazó una demanda
franco-británica para permitir el paso de tropas en ayuda de Finlandia.
Sin embargo, la neutralidad noruega se hizo cada vez más difícil a causa
del despliegue de la flota alemana a lo largo de la costa noruega. El 8 de
abril de 1940, Gran Bretaña y Francia anunciaron que habían minado las
aguas territoriales noruegas para impedir que los alemanes aprovisionaran
allí sus barcos. Al día siguiente las fuerzas alemanas invadieron
Noruega. Con la ayuda del partido Nasjonal Samling (Unión Nacional) y oficiales desleales del
ejército, los alemanes atacaron todos los puertos importantes. Vidkun
Quisling, el dirigente del Nasjonal
Samling, se autoproclamó jefe del gobierno noruego. El rey Haakon y
su consejo de ministros, después de un intento fallido de resistencia, se
retiraron a Gran Bretaña en junio. Durante los cinco años siguientes
Londres fue sede del gobierno noruego en el exilio. Los líderes
políticos se negaron a cooperar con el comisionado alemán Josef Terboven,
quien en septiembre disolvió todos los partidos políticos excepto el Nasjonal
Samling, organizó el denominado Consejo Nacional, formado por
miembros del partido y otros simpatizantes alemanes, y anunció la
abolición de la monarquía y la disolución del Storting.
Estas y otras medidas encontraron una resistencia masiva por parte de los
noruegos. Quisling proclamó la ley marcial en septiembre de 1941 a causa
del sabotaje y el espionaje a gran escala en favor de los aliados. Los líderes del movimiento de la resistencia noruega
en el país cooperaron con el gobierno en el exilio de Londres, preparando
una eventual liberación. Por último, el 8 de mayo de 1945 las fuerzas
alemanas en Noruega se rindieron y el rey Haakon regresó del exilio en
junio. Para castigar a los colaboracionistas se restauró la pena de
muerte, que había sido abolida en 1876. Quisling, junto a otros 25
noruegos, fue juzgado y ejecutado por traición. Gobiernos
laboristas El gobierno en el exilio dimitió al finalizar la
guerra. El Partido Laborista obtuvo la mayoría en las elecciones
generales de octubre de 1945 y formó un gabinete presidido por Einar
Gerhardsen. Los laboristas se mantuvieron en el poder durante los
siguientes veinte años. Bajo su administración Noruega fue evolucionando
hasta configurar un Estado del bienestar muy avanzado; se convirtió en
miembro fundador de las Naciones Unidas (ONU) en 1945, participó en el
Plan Marshall en 1947 y en 1949 se unió a la Organización del Tratado
del Atlántico Norte. La pertenencia a la OTAN, acto por el cual el país
abandonó su tradicional neutralidad, fue aprobada tácitamente por los
noruegos en las elecciones de octubre de 1949. La economía noruega salió
de la guerra muy dañada, tanto por la explotación alemana como por los
actos de sabotaje de la Resistencia. Sin embargo, la reconstrucción
comenzó pronto, dirigida por el gobierno laborista, que asumió la
planificación económica, reforzó la posición del país en los mercados
internacionales y redistribuyó la riqueza nacional de forma más
igualitaria. En tres años, el producto nacional bruto noruego había
llegado al nivel de preguerra. Este desarrollo estuvo acompañado por una
nueva legislación social que incrementaba en gran manera el bienestar de
los ciudadanos. En 1959 Noruega se convirtió en miembro fundador de la
Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA). Cambios
políticos En las elecciones parlamentarias que tuvieron lugar en
septiembre de 1961 el Partido Laborista no alcanzó la mayoría de
escaños por primera vez desde 1935, aunque mantuvo su condición de
principal partido. Gerhardsen, que había sido primer ministro desde el
final de la guerra, excepto en un intervalo desde 1951 a 1955, fue
nuevamente designado jefe del gabinete. En 1965 el Partido Laborista fue
derrotado en las elecciones generales. El rey Olaf V, que había sucedido
a Haakon VII cuando éste murió en 1957, pidió a Per Borten, jefe de la
coalición de fuerzas conservadoras, que formara gobierno. La política
económica, sin embargo, no cambió de una manera excesiva. En 1970 Noruega solicitó su ingreso en la entonces
denominada Comunidad Económica Europea o CEE (hoy Unión Europea o UE),
lo que dio lugar a una mayor disensión dentro del gobierno. A comienzos
del año siguiente Borten dimitió después de ser acusado por divulgar
información confidencial. Trygve Bratteli, del Partido Laborista, formó
entonces un gobierno minoritario que hizo una fuerte campaña en favor de
la pertenencia a la CE. Sin embargo, los resultados de un referéndum
celebrado en 1972 fueron contrarios a la recomendación del gobierno.
Bratteli dimitió y fue sucedido por una coalición centrista liderada por
el democristiano Lars Korvald. En mayo de 1973 Noruega firmó un acuerdo
de libre comercio con la CEE. Los laboristas tuvieron pérdidas
importantes en las elecciones de 1973, pero de nuevo Bratteli pudo formar
un gobierno de minoría. Aunque dimitió en enero de 1976, los laboristas
siguieron en el poder hasta las elecciones celebradas en septiembre de
1981, bajo la jefatura de Gro Harlem Brundtland, la primera mujer que se
convirtió en primera ministra. Los partidos conservadores obtuvieron una
aceptable mayoría en esas elecciones y Kåre Willoch formó un gobierno
de coalición en octubre. En 1983 se formó una coalición más amplia,
encabezada de nuevo por Willoch, que en 1985 fue reelegida otra vez. A finales de la década de 1960, la economía noruega
se impulsó con el descubrimiento de depósitos de petróleo y gas natural
en aguas territoriales noruegas del mar del Norte; en la década de 1970
comenzó la explotación de estos recursos por parte de una compañía
estatal. A comienzos de la década siguiente el petróleo procedente de
las explotaciones del mar del Norte suponía alrededor del 30% de los
ingresos anuales por exportaciones de Noruega. Los precios del crudo
cayeron de manera brusca en 1985 y 1986, y en abril de 1986 el gobierno de
Willoch se vio obligado a aumentar los impuestos sobre la gasolina, ante
la posibilidad de que disminuyeran los ingresos impositivos globales y la
evidente disminución de los ingresos por exportaciones. Por este motivo
perdió un voto de confianza y en mayo le sucedió un gobierno laborista
minoritario encabezado por Brundtland, que, a su vez, se vio obligada a
dimitir tras unas elecciones poco concluyentes, celebradas en septiembre
de 1989, que condujeron a los laboristas a la oposición. Jan P. Syse, del Partido del Progreso, sucedió a
Brundtland como primer ministro, encabezando una coalición minoritaria de
centro-derecha. Sin embargo, el periodo de gobierno de Syse fue muy corto
al ser incapaz de acordar una posición común acerca de las futuras
relaciones con la UE, por lo que dimitió en octubre de 1990. El gobierno
de Syse fue sustituido al mes siguiente por una coalición nuevamente
liderada por Brundtland. El rey Olaf V murió en enero de 1991 y le
sucedió su hijo, Harald V. En 1993, diplomáticos noruegos encabezados
por el ministro de Asuntos Exteriores, Johan Holst, jugaron un papel
crucial en las negociaciones de paz entre Israel y la Organización para
la Liberación de Palestina; Holst murió en enero de 1994. Los XVIII
Juegos Olímpicos de Invierno se celebraron en Lillehammer en febrero de
1994. El 4 de mayo de 1994, el Parlamento Europeo aprobó el ingreso en la
Unión Europea de Noruega, Suecia, Finlandia y Austria. Las negociaciones
con Noruega se habían estancado antes debido a una disputa sobre los
derechos de pesca en las aguas territoriales noruegas del mar del Norte.
Sin embargo, en un referéndum que tuvo lugar el 27 y el 28 de noviembre
de 1994, los noruegos rechazaron por segunda vez su entrada en la UE, a
pesar de una fuerte campaña por parte de Brutland, que lo convirtió en
algo personal. El 52,4% obtenido por el ‘no’ fue el resultado de un
fuerte sentimiento en contra de la UE en las zonas rurales y por parte de
las mujeres; en el primer caso se temía la supresión de las ayudas
gubernamentales para la pesca y la agricultura, y, por su parte, las
mujeres temían las restricciones en las políticas sociales existentes en
Noruega. Había también una preocupación general sobre los posibles
efectos negativos que la pertenencia a la UE podría suponer para la
legislación medioambiental noruega. La economía del país se mantuvo en unos buenos
niveles a lo largo de 1995, a pesar de una ligera disminución de la tasa
de crecimiento ligada a un retroceso del consumo familiar y de las
exportaciones de algunos productos. El índice de desempleo bajó, y al
final de año Noruega había saldado totalmente su deuda externa. Pese a
la popularidad de Brundtland, el 23 de octubre de 1996 presentó su
dimisión al parlamento y fue sustituida por el laborista Thorbjoen
Jagland, que sigue unas directrices políticas semejantes a las de su
predecesora en el cargo. |