Francia |
Los primeros Capetos (987-1180) A la muerte de Luis V, los principales señores
se volvieron hacia Hugo I Capeto, duque de Francia y descendiente de
Roberto el Calvo y de Eudes. Hugo fue elegido rey, no porque fuera
poderoso, sino precisamente porque no era suficientemente fuerte como para
someter a los otros príncipes territoriales; de hecho, se aseguró la
elección sólo por ceder la mayoría de sus tierras a sus electores. Los nobles franceses no tenían la intención de
instaurar la dinastía de los Capetos, pero Hugo actuó rápidamente para
que su hijo Roberto fuera coronado. Cuando Roberto accedió al trono con
el nombre de Roberto II, en el 996, nombró a su hijo Hugo como
sucesor, pero Hugo murió y, otro de sus hijos, Enrique, fue coronado en
el 1031. Desde el año 987 hasta el 1328, durante más de tres siglos, los
Capetos transmitieron la corona por línea masculina directa. Los primeros Capetos estuvieron subordinados a los príncipes
feudales, pero la reconstrucción de la administración real, marcada por
el reciente auge de los funcionarios reales, ya era evidente a mediados
del siglo XI. No obstante, a finales de esa centuria, Guillermo el
Conquistador, duque de Normandía, y Hugo el Grande, abad del monasterio
de Cluny, aunque nominalmente vasallos del rey, fueron más poderosos que
el propio rey Felipe I (de Francia). El sucesor de Felipe I, Luis VI el Gordo
consolidó el poder real definitivamente en la Île-de-France, una región
con centro en París que se extendía unos 160 km de norte a sur y
unos 80 km de este a oeste. En esta zona, el monarca suprimió sistemáticamente
toda la oposición feudal a su gobierno. El rey educó a su hijo, el
futuro Luis VII el Joven, en la abadía de Saint Denis, en el norte
de París, de donde salió en el 1137 para casarse con Leonor, heredera
del ducado de Aquitania. Gracias a este matrimonio, Luis VII consiguió
incorporar a sus dominios los extensos territorios comprendidos entre el río
Loira y los Pirineos, que eran propiedad de Leonor. En el 1147, Luis
participó en una cruzada a Tierra Santa, llevándose consigo a su esposa.
Mientras estaban en Oriente se rumoreó que ella había cometido adulterio.
Como a Leonor no le había agradado la boda y no había tenido un heredero
varón, ambos cónyuges pidieron la anulación papal del matrimonio, que
consiguieron en 1152. Dos meses después, Leonor contrajo matrimonio con
Enrique, conde de Anjou y duque de Normandía, que en 1154 se convirtió
en rey de Inglaterra con el nombre de Enrique II. Así, Aquitania pasó
de la corona francesa a la inglesa, y los territorios controlados por
Enrique en Francia (el Imperio angevino) excedían en extensión a los de
su nominal señor feudal, Luis VII. Los últimos Capetos La situación de la dinastía de los Capetos mejoró
bajo el sucesor de Luis VII, Felipe II Augusto. |