China |
La peculiar ‘vía china al capitalismo’
Deng Xiaoping fue la figura dominante en China a lo
largo de la década de 1980 y los primeros años de la de 1990,
manteniendo su influencia de forma oculta incluso cuando cedía sus
títulos públicos. Favoreció una política que permitía el desarrollo
comercial e industrial, atrayendo inversiones extranjeras. Deng y la
envejecida cúpula dirigente de China tenían una posición mucho menos
dogmática sobre la política económica que sobre los temas políticos. En 1980, Hua Guofeng renunció a ser primer ministro y
le sucedió Zhao Ziyang, un seguidor de Deng. A comienzos de 1981, fueron
declarados culpables los miembros de la Banda de los Cuatro e ingresaron
en prisión. En junio, otro de los aliados de Deng, Hu Yaobang, sustituyó
a Hua como dirigente del partido. En 1982 se adoptaron una nueva
Constitución y una nueva reorganización del Partido Comunista Chino. La
primera restableció el cargo, en gran manera representativo, de
presidente de la República (anteriormente presidente de Estado), que en
1968 había sido abolido por Mao. La política desarrollada por Deng generó un rápido
desarrollo económico, pero también desencadenó una crisis social
considerable (las grandes urbes crecieron a un ritmo mayor que el resto
del país, lo que originó graves desequilibrios entre el campo y la
ciudad, así como dentro de las ciudades) y aspiraciones políticas entre
los grupos sociales más beneficiados por la apertura de consecuencias
imprevisibles, pues enseguida se puso de manifiesto que los máximos
dirigentes del país no tenían la menor intención de comprometer el
poder absoluto del Partido Comunista. En enero de 1987, Zhao Ziyang fue nombrado secretario
general del Partido Comunista y Hu Yaobang fue obligado a dimitir, en
tanto que Li Peng fue nombrado primer ministro. Los cambios en la jefatura
llegaron tras una ola de manifestaciones estudiantiles que reclamaban una
mayor democratización y libertad de expresión. La muerte de Hu en abril
de 1989 inició una nueva ola de manifestaciones a favor de la democracia,
que aumentaron en mayo cuando el dirigente soviético Mijail Gorbachov
visitó Pekín para poner fin a las desavenencias entre la URSS y China,
que ya duraban treinta años. Los manifestantes ocuparon la plaza de
Tiananmen en Pekín hasta la mañana del 4 de junio, en que las tropas
armadas tomaron al asalto el centro de la ciudad, matando al menos a
cuatrocientos civiles (véase Sucesos de Tiananmen). Gran parte de la comunidad
internacional criticó la forma violenta en que se resolvió el conflicto
y la posterior vulneración de los derechos humanos que tuvo lugar contra
aquéllos que participaron en la protesta. En el posterior periodo de
represión política, Zhao Ziyang fue despojado de sus cargos en el
partido y Jiang Zemin se convirtió en secretario general. La VIII
reunión de la Asamblea Nacional Popular eligió en marzo de 1993 a Jiang
como presidente de China y reeligió a Li Peng como jefe de gobierno. Jiang Zemin tuvo que enfrentarse, como máximo
dirigente del país, a graves problemas: pérdida de influencia del
Partido Comunista, incremento de la inflación y del déficit comercial,
aumento de las diferencias económicas entre las distintas regiones (lo
que lleva aparejado diferencias sociales), corrupción generalizada entre
los empleados públicos y empeoramiento de las relaciones con algunos
países occidentales, debido fundamentalmente al quebrantamiento de los
derechos humanos. En este sentido, la entrega o devolución (según el
punto de vista) de Hong Kong a China es un posible elemento de tensión
entre las potencias occidentales y el ‘gigante asiático’. Jiang desarrolló grandes esfuerzos para resolver
estos asuntos, realizando una gestión en la que la eficacia fue el
principio básico de actuación. En abril de 1995 consiguió que el
Comité Central destituyera por el cargo de corrupción al poderoso
alcalde de Pekín, Chen Xitong. La inflación se redujo del 22% en 1994 a
menos del 15% en 1995, gracias a la aplicación de medidas tales como el
control de precios y el incremento de la producción agrícola. Jiang
fortaleció su base de apoyo nombrando aliados en Shanghai, si bien el
respaldo hacia su figura dentro del estamento militar fue considerado
menos firme. Aunque Jiang ha seguido la línea ideológica marcada
por Deng (que podría resumirse en el principio de ‘apertura económica
sin cambio político’), ha procurado, no obstante, dejar su impronta en
la acción de gobierno y reafirmarse como líder por derecho propio. Así,
en el campo económico, favoreció la liberalización en la línea
establecida por Deng, pero a un ritmo más moderado, prestando mayor
atención a las consecuencias negativas que el desarrollo económico puede
tener entre la población. Con la muerte de Deng Xiaoping el 19 de febrero de
1997, Jiang Zemin, en su condición de presidente de la República y jefe
de las Fuerzas Armadas, se convirtió en la figura indiscutible de la
escena política china. En septiembre de 1997 se celebró el XV Congreso del
Partido Comunista Chino, en el que se apoyó el mantenimiento de la línea
política, conocida como 'marxismo neoliberal' (caracterizado por dar
prioridad a los méritos y la competencia como factores clave del
desarrollo económico), se reforzaba la figura de Jiang Zemin al frente
del país, seguido del primer ministro, Li Peng, y del nuevo 'número tres',
Zhu Rongji, y se reducía el número de efectivos del Ejército, al que se
conminaba a doblegarse a las directrices del PCCh. A comienzos del mes de noviembre de ese año tuvo
lugar en Pekín una cumbre chino-rusa (la quinta en seis años) de tres
días de duración, en la que se acordó establecer la demarcación
fronteriza definitiva entre ambos países, así como acuerdos comerciales
de gran envergadura. |