Brasil
 

 

 

Los gobiernos de Kubitschek, Quadros y Goulart

 

El antiguo gobernador de Minas Gerais, Juscelino Kubitschek, tuvo el apoyo de los seguidores de Vargas y los comunistas. Kubitschek ganó las elecciones a la presidencia en octubre de 1955 y tomó posesión del cargo en enero de 1956. Kubitschek anunció un ambicioso plan económico quinquenal de desarrollo. A partir de ese momento el Banco de Exportación-Importación de Estados Unidos adquirió la totalidad de los préstamos, que ascendían a más de 150 millones de dólares, y se aprobaron los planes para una nueva capital federal en Brasilia, en septiembre. El fuerte ritmo de desarrollo industrial se suavizó, sin embargo, debido a la caída de los precios del café en el mundo a mediados y finales de la década de los años 50. La inflación continuó, lo que aumentó la revuelta social, que derivó en frecuentes huelgas y disturbios por parte de trabajadores y estudiantes.

Jânio da Silva Quadros, anterior gobernador de São Paulo, se convirtió en presidente de Brasil en enero de 1961 e inmediatamente inició un programa económico riguroso. A todos los ministerios se les ordenó reducir los gastos en un 30% y algunos empleados del servicio civil fueron despedidos. Quadros también propuso eliminar la supuesta corrupción que había florecido durante la administración Kubitschek. El presidente Quadros dimitió de su cargo repentinamente en agosto, sin dar ninguna explicación, y refiriéndose sólo a las “fuerzas de la reacción” que habían bloqueado sus esfuerzos. Los líderes militares expresaron su oposición a la asunción del cargo por el vicepresidente João Belchior Marques Goulart, manteniendo que era simpatizante del régimen cubano de Fidel Castro. Se llegó a un compromiso, sin embargo, cuando la legislatura brasileña enmendó la Constitución introduciendo un sistema de gobierno parlamentario con el fin de privar a la Presidencia de muchos de sus poderes; la autoridad ejecutiva fue conferida a un primer ministro y a un gabinete que era el responsable de la legislatura. Goulart se instaló en el cargo en septiembre de 1961.

Un año después, Goulart provocó una crisis ministerial con su petición de un plebiscito nacional cuya finalidad era medir el apoyo de un nuevo gobierno presidencialista. El plebiscito fue celebrado y la propuesta aprobada; en enero de 1963, el legislativo decretó un cambio de la ley. Después, Goulart presionó fuertemente para obtener la aprobación legislativa a un programa de reformas básicas en 1964; mediante esta legislación se fijaron controles impositivos que favorecieron a las rentas más bajas, se nacionalizaron las refinerías de petróleo, se expropiaron las tierras no explotadas y se limitó la exportación de beneficios. Las medidas sólo parecían agravar la inflación crónica de la nación. El 13 de marzo Goulart apareció en una reunión de trabajadores; el 31 de marzo fue derrocado por una sublevación del ejército y huyó a Uruguay. El general Humberto Castelo Branco, jefe de las Fuerzas Armadas, fue elegido presidente.