Australia |
Historia
Hace
más de 40.000 años, y quizá de 60.000, los aborígenes llegaron a
Australia procedentes de Asia. En este periodo, Tasmania aún estaba unida
al continente, aunque varios miles de años más tarde la subida del nivel
del mar la separó de Australia. La óptima adaptación a tan variado
ambiente permitió que la población creciera hasta alcanzar entre 300.000
y 1.000.000 de habitantes cuando llegaron los primeros europeos. El oeste
de Australia no fue explorado hasta el siglo XVII. Primeras
exploraciones europeas Aunque
el mundo occidental no supo de la existencia de Australia durante mucho
tiempo, ésta ya se suponía en la lógica y en la mitología europeas de
finales de la época medieval; una gran Tierra del Sur o Terra
Australis era necesaria para contrarrestar el peso de las masas
terrestres de Europa y Asia en el planeta. En
el siglo XV, el avance de Portugal en dirección sur por la costa de África,
en busca de una ruta comercial hacia la India, reavivó el interés de los
españoles por encontrar la Terra Australis. En el siglo XVI y principios del XVII, España, que
había establecido un imperio en el continente americano, inició una
serie de expediciones desde Perú por el Pacífico sur. Animados por el
descubrimiento que hizo Álvaro de Mendaña de las islas Salomón (al
noreste de Australia) en 1567, las autoridades españolas organizaron más
expediciones en los años 1595 y 1605, con la esperanza de encontrar oro
para el Imperio español y la Terra
Australis para la evangelización por parte de la Iglesia católica. Interés
de los holandeses Los
intereses de Portugal se centraban en la India y España había desistido
de sus expediciones; esto permitió a la emergente marina holandesa
establecer en el siglo XVII centros comerciales desde el cabo de Buena
Esperanza hasta las Indias Orientales holandesas (Indonesia). Los
holandeses, asentados principalmente en los puertos indonesios de Bantam y
Batavia (Yakarta), hicieron realidad el descubrimiento europeo de
Australia. A principios de 1606, William Jansz navegó hasta el estrecho
de Torres, entre el continente australiano y Nueva Guinea, y divisó parte
de la costa australiana. El estrecho fue más tarde bautizado así por el
explorador español Luis Váez de Torres, que alcanzó la misma región
pocas semanas después. En
octubre de 1616, el Eendracht, capitaneado por Dirk Hartog, fue el primer barco que tocó
tierra australiana, concretamente la bahía de Shark, en Australia
Occidental. Sin embargo, la labor más importante fue la realizada por
Abel Janszoon Tasman; en 1642, éste divisó la costa oeste de la isla que
hoy conocemos como Tasmania, pero que él bautizó con el nombre de isla
de Van Dieman; después, Tasman navegó hacia el Este y el Norte con
objeto de explorar Nueva Zelanda. A pesar de tener un conocimiento cada
vez mayor de Australia, los holandeses no llevaron a cabo una colonización
sistemática a partir de sus descubrimientos, seguramente porque en sus
contactos hallaron pocas cosas de valor para el comercio europeo. Expediciones
británicas y reclamaciones En
1688, el bucanero inglés William Dampier desembarcó al noroeste. Cuando
regresó a Inglaterra, publicó un libro, Voyages,
y convenció a las autoridades navales para respaldar un viaje de vuelta
en busca de las supuestas riquezas de la isla. En 1768, y financiado por
el almirantazgo británico, el capitán James Cook partió de Inglaterra
en lo que sería el primero de sus tres viajes. La expedición al Pacífico,
que duró tres años, le llevó también a Australia. En 1770, Cook
desembarcó en la bahía de Botany, en la costa oriental, y tomó posesión
de la región a la que bautizó con el nombre de Nueva Gales del Sur, en
honor a Gran Bretaña. Él y sus hombres, entre los que se encontraba el
botánico sir Joseph Banks, quien más tarde apoyaría el asentamiento en
Australia, aportaron más información acerca del nuevo continente. Los
otros dos viajes de Cook consolidaron las pretensiones británicas en el
continente. Las
costas australianas no se exploraron por completo hasta el siglo XIX.
Matthew Flinders, un oficial de la marina británica, fue el primero que,
entre 1801 y 1803, rodeó navegando la isla australiana. En 1798, Flinders
ya lo había hecho alrededor de Tasmania, junto al cirujano de la marina
George Bass, demostrando así que se trataba de una isla. Fue también
Flinders quien insistió en que Australia, y no Nueva Holanda, debería
ser su nombre oficial; en 1817, este cambio fue aceptado oficialmente. Colonias
penitenciarias Australia
era descrita como una tierra lejana y poco atractiva para el asentamiento
europeo, pero para Gran Bretaña tenía un valor estratégico,
especialmente después de perder las colonias americanas (1783). Además,
solucionaba el problema del gran número de convictos que poseía en sus
prisiones. En 1786, el gobierno británico anunció su intención de
fundar una colonia penitenciaria en la bahía de Botany, en la costa
sureste de Nueva Gales del Sur. El capitán Arthur Phillip, de la Marina
Real, fue nombrado comandante de la expedición. Debía tomar posesión de
toda Australia, incluyendo Tasmania y las islas de la costa oriental. Fundación
de Sydney En
1787, Phillip partió de Portsmouth, Inglaterra, con la primera flota. Los
once barcos transportaban un total de 759 presos. Phillip llegó a la bahía
de Botany el 18 de enero de 1788; allí se encontró con uno de los
mejores puertos naturales del mundo. En este punto levantó la primera
colonia europea el 26 de enero (hoy se conmemora como el Día de
Australia). Sydney fue el nombre del asentamiento; se puso en honor al
secretario del interior británico, Lord Sydney, encargado de los planes
de colonización. La llegada de la segunda flota, en 1790, salvó a la
joven colonia de un rápido colapso. Phillip y los primeros gobernadores
tuvieron que enfrentarse a tres problemas: el abastecimiento suficiente de
alimentos, el desarrollo de un sistema económico interno y la producción
de artículos para la exportación, con los que pudieran pagar los
productos importados de Gran Bretaña. Phillip creó granjas en las
orillas más fértiles del río Hawkesbury, al noroeste de Sydney. Los
suministros de comida procedían principalmente de la isla de Norfolk,
situada a casi 1.600 km de distancia y que Phillip había ocupado en
febrero de 1788. Después de 1825, la isla funcionó como prisión de
convictos que incumplían las leyes coloniales; a partir de 1856, se
convirtió en hogar de los descendientes de los amotinados del navío Bounty, que por entonces eran demasiado numerosos para la isla de
Pitcairn. Nuevas
divisiones en Nueva Gales del Sur En
1792, los infantes de la Marina Real fueron reemplazados por la División
de Nueva Gales del Sur, reclutada con esa intención en Gran Bretaña. El
capitán John Hunter, gobernador sucesor de Phillips, arribó en 1795 e
intentó en vano ganar el control del comercio de ron. El siguiente
gobernador, el capitán Phillip G. King, tuvo que hacer uso de la división
en 1804 para sofocar una rebelión de presos irlandeses. En
1806, el capitán William Bligh, con anterioridad comandante de la
malparada Bounty, sustituyó a
King. Bligh amenazó a la división con la pérdida de su monopolio. El
resultado fue la conocida rebelión del Ron de 1808, en la que los
oficiales de la compañía destituyeron a Bligh; éste fue enviado de
vuelta a Londres, donde defendió su política con éxito, aunque no volvió
a ser nombrado gobernador. Mientras tanto, uno de los cabecillas de la
revuelta, John MacArthur, había dado con la solución al problema de la
falta de productos de valor exportables de la colonia; en 1802 enseñó a
los fabricantes británicos unas muestras de lana australiana y con ello
se puso en marcha la cría de ovejas merinas; el pastoreo se fue
convirtiendo paulatinamente en la principal actividad económica. El
gobierno de Macquarie Lachlan
Macquarie fue gobernador desde 1809 hasta 1821; inició un programa de
extensas obras públicas, en las que empleó a los antiguos convictos y al
arquitecto Francis Howard Greenway, que diseñó las iglesias, hospitales
y edificios gubernamentales de Sydney. La llegada de más colonos libres
trajo consigo un aumento de la demanda de tierra cultivable, en la que el
creciente número de convictos pudiera trabajar como jornaleros. Reforma
constitucional El
gobierno de Macquarie supuso grandes desembolsos, la mayor parte de los
cuales recaían sobre la tesorería británica. En 1819, el oficial de
colonias británico envió al juez John Thomas Bigge a inspeccionar e
informar sobre la administración de Macquarie. Recomendó recortes en el
presupuesto del gobierno y, aunque reafirmó que Nueva Gales del Sur
seguiría siendo una colonia penal, reconoció la creciente importancia de
la colonia para el Imperio Británico como hogar de colonos libres, y
popularizó el nombre de Australia. En
1825, y por orden del gobierno británico, la isla de la Tierra de Van
Diemen (hoy Tasmania) se convirtió en colonia independiente. En ella se
había creado una penitenciaría en 1803. En 1827, Edmund Lockyer empezó
a levantar una nueva colonia en Albany, en Australia Occidental, y así
Gran Bretaña reclamó todo el territorio australiano. Nacimiento
de la sociedad australiana Los
convictos fueron determinantes en los orígenes de Australia. Cuando el
gobierno británico abolió el transporte de presos a Australia Oriental
en 1852, más de 150.000 habían sido ya enviados a Nueva Gales del Sur y
Tasmania. Aproximadamente un 20% eran mujeres, y un tercio de éstas,
irlandesas. Una minoría de convictos pertenecían a las clases más
acomodadas y sufrían condenas por crímenes tales como la falsificación;
a menudo, a estos presos se les permitía utilizar sus conocimientos en
negocios y cargos gubernamentales. Aunque
hasta 1820 se cazaban focas en la costa, y en especial en las ricas aguas
del estrecho de Bass, fue la lana la que puso en contacto la sociedad
australiana con la economía metropolitana. Gregory Blaxland y William
Charles Wentworth abrieron en 1813 la ruta a través de las montañas
Azules (Blue Mountains), a unos 80 o 120 km al oeste de Sydney, e
iniciaron la colonización del oeste de Nueva Gales del Sur. Las
exploraciones de Blaxland y Wentworth, unidas a las sendas meridionales,
abiertas en 1824 por Andrew Hamilton Hume y William Hovel, así como por
Thomas Mitchell en 1836, permitieron la conducción de rebaños a los
pastos del interior. En 1829 se había completado el asentamiento de un
arco de 241 km a 322 km alrededor de Sydney, y se establecieron
los condados. No obstante, el gobierno local estaba preocupado por la rápida
dispersión de pastores, que llegaron a ser conocidos como ocupantes
ilegales, pues ‘ocupaban’ las tierras en vez de comprarlas. Las
colonias australianas eran oficialmente anglicanas, pero los presos
irlandeses eran por lo general católicos y, además, estaba bastante
extendido por el país el culto metodista. A
principios de 1803 surgió una prensa activa, con publicaciones como la Sydney
Gazette y el New South Wales
Advertiser. Wentworth, nacido en la colonia, continuó entretanto
cruzando las montañas Azules y publicó, en 1817, su obra Description
of New South Wales (Descripción
de Nueva Gales del Sur). Expansión
de las colonias Entre
la década de 1820 y 1880, Australia sufrió una serie de rápidos cambios
que asentaron las bases de su actual sociedad; así, por ejemplo, entre
1829 y 1859 se formaron de cuatro a seis colonias, que con el tiempo se
convirtieron en estados australianos, se difundió la cría de ganado
vacuno y ovino en el interior, y se descubrieron oro y otros minerales. Exploración
de la tierra La
labor pionera de Blaxland y Wentworth a través de las montañas Azules
fue seguida por George William Evans, quien utilizó la misma ruta hasta
Bathurst (fundada en 1815). En la década de 1820, John Oxley diseñó un
mapa más preciso de las llanuras interiores y los ríos, en especial del
Lachlan y del Macquarie. Además, exploró junto con otros compañeros las
costas meridionales de la futura Queensland. El más famoso de estos
exploradores fue quizás el capitán Charles Sturt, quien, entre 1829 y
1839, recorrió las principales arterias de la cuenca de los ríos
Murray-Darling, hoy corazón agrícola de Australia. La
cartografía de Australia Occidental fue obra de sir George Grey y de
Edward John Eyre. Tanto Eyre como Sturt fracasaron en su intento por
llegar desde Adelaida al centro de Australia. El más conocido de los
exploradores del centro y del noreste fue Ludwig Leichhardt, quien dirigió
dos afortunadas expediciones (1844 y 1846-1847, respectivamente) desde
Sydney a estas regiones, antes de su desaparición en circunstancias
misteriosas mientras se proponía cruzar el Darling Down hasta Perth. Nuevas
colonias En
1827, el capitán James Frazier Stirling remontó el río Swan, en la
costa occidental; dos años después, y junto a un grupo de inversores,
regresó como gobernador de la colonia de Australia Occidental. La colonia
de hombres libres de Stirling, en Perth, que contaba con escasa financiación,
se estancó. En 1850, la colonia pidió más presos para incrementar la
mano de obra y recibió unos 10.000, antes de que en 1868 se prohibiera su
transporte a Australia Occidental. Sin embargo, gracias al descubrimiento
de oro en la década de 1890, la fortuna de Australia Occidental cambió.
Australia Meridional y su capital, Adelaida, se fundaron en 1837. El
reformista inglés Edward Gibbon Wakefield propuso la creación de esta
colonia; quería establecer otras nuevas en las que se reflejaran los
valores socioeconómicos y culturales británicos, que creía que los
colonos adquirirían a través del cultivo de los campos. Las ventas de
terrenos servirían para patrocinar la actividad migratoria de jornaleros,
y éstos contribuirían al desarrollo de la colonia trabajando para los
colonos granjeros antes de poder convertirse en propietarios de tierras. Pastoreo
ovino Entre
1830 y 1840, los ocupantes ilegales levantaron grandes corrales de ovejas.
Por diez dólares de licencia podían solicitar tanta tierra como
quisieran. La expansión del pastoreo ovino trajo como consecuencia la
colonización del distrito de Port Phillip, al sur de Nueva Gales del Sur,
a partir de la segunda mitad de la década de 1830. La colonia de
Melbourne se creó en 1835 y la ciudad no tardó en prosperar. Durante la
década de 1840, hubo cada vez más demandas para conseguir la
independencia de Nueva Gales del Sur por parte de los colonos; este
objetivo se consiguió en 1851, año en el que el distrito de Port Phillip
pasó a ser colonia de Victoria, y Melbourne, su capital. Al norte,
empezando por el distrito de la bahía Moreton, el proceso colonizador fue
más lento. Sin embargo, los pastores se establecían con más frecuencia
en los bordes de la sexta colonia australiana, Queensland, y en la
capital, Brisbane. Queensland se independizó de Nueva Gales del Sur en
1859. Entre 1830 y 1850, el valor de la exportación lanera pasó de 2
millones de libras esterlinas a 41 millones. Evolución
de las instituciones políticas El
libre comercio eliminó, al menos al principio, la necesidad de tener
colonias. De este modo, en 1850, las colonias orientales recibieron nuevas
constituciones que las hacían responsables de su propio gobierno.
Victoria, Australia Meridional y la Tierra de Van Diemen (cuyo nombre
cambiaría en 1854 por el de Tasmania) obtuvieron consejos legislativos,
en los que dos tercios de sus miembros serían designados a partir de la
celebración de elecciones. Nueva Gales del Sur ya había conseguido en
1842 este estatuto. A
mediados de la década de 1850, cada una de las colonias orientales
remodeló su sistema gubernamental. En los nuevos sistemas, el poder
descansaba sobre un gabinete o consejo de ministros encargado de la cámara
baja de la asamblea legislativa bicameral. La cámara baja era elegida
democráticamente; en 1860, las elecciones se basaron en el voto universal
de la población masculina adulta. La
fiebre del oro y sus consecuencias La
fiebre del oro de 1850 aceleró el desarrollo de estos jóvenes sistemas
políticos y sociales. En abril de 1851, Edward Hargraves encontró oro en
Summer Hill Creek, en el centro-este de Nueva Gales del Sur. Como había
ocurrido con la fiebre del oro de California, un gran número de gente
acudió en busca del preciado metal. Estos inmigrantes se concentraron en
Victoria, en Mount Alexander, Ballarat y Bendigo. Durante
los siguientes diez años, Australia exportó más de 124 millones de
libras esterlinas sólo en oro. En 1861, la población asentada alcanzó
la cifra de casi 1,2 millones, lo que suponía que se había triplicado
desde los 400.000 habitantes de 1850. Británicos, americanos y
canadienses se unieron a la migración hacia las colonias del este. En
1856, Victoria restringió la entrada de chinos. Más adelante, la expulsión
de todos los colonos no europeos dio a la política del país un matiz
racista, defendida enérgicamente por la población blanca al menor atisbo
de amenaza contra sus puestos de trabajo y su cultura. Durante un tiempo,
Queensland, que empezó en la década de 1860 a importar trabajadores
polinesios para las plantaciones de azúcar, estuvo enfrentada con el
resto de las colonias, pero terminó por ajustarse a la normativa; las
plantaciones se sustituyeron con el tiempo por azucareras de menor tamaño
dirigidas por blancos. Polémica
económica En
1860, los campos auríferos empezaron a perder auge. Aunque la exportación
de lana mantenía la prosperidad de las colonias, el problema colonial
recaía en el papel que tendría que desempeñar el gobierno respecto de
la economía. La construcción del ferrocarril se convirtió en una
realidad; entre 1875 y 1891, el total de vías ferroviarias aumentó de
2.575 kilómetros a más de 16.100 kilómetros. Trato
de los aborígenes En
1788, la colonia de Phillip marcó el inicio de un asiduo contacto entre
europeos y aborígenes. Aunque estos últimos utilizaban la tierra que
rodeaba Sydney como terreno de caza y acampada, durante la primera década
de la colonización blanca sólo tuvieron lugar unos pocos enfrentamientos
entre colonos e indígenas. Con la fundación del asentamiento en la
Tierra de Van Diemen, el problema se agravó; se empezaron a destruir
comunidades aborígenes a gran escala y, de este modo, los 5.000 aborígenes
de la isla quedaron en poco tiempo reducidos a un insignificante número.
En Australia, las comunidades aborígenes se vieron obligadas a retroceder
al territorio árido del interior. En
principio, la política oficial de la colonia del siglo XIX era la de
tratar a los aborígenes con igualdad, con la intención de convertirlos
con el tiempo al cristianismo e inculcarles una cultura europea. Algunos
aborígenes fueron empleados en estaciones ovinas y otros en patrullas
policiales, pero la actitud general hacia ellos era hostil. La destrucción
de la cultura aborigen solía ir acompañada de prácticas
segregacionistas, que acababan agrupando a los aborígenes en reservas y
excluyéndolos así de la vida en las colonias. En el siglo XX, varias
comunidades aborígenes, de gran tamaño y capaces de poner en práctica
su estilo tradicional de vida, fueron confinadas a las reservas del
Territorio del Norte, Queensland y Nueva Gales del Sur. Sociedad
y cultura del siglo XIX El
rápido aumento de la población australiana entre 1830 y 1860 contribuyó
al crecimiento de las seis ciudades capitales. A finales de siglo XIX,
Sydney y Melbourne se encontraban entre las ciudades más grandes del
mundo, a pesar de que la población de Australia en conjunto era aún
pequeña. Cada capital servía como principal puerto de su respectiva
colonia. En la década de 1850, los mercaderes y profesionales se
rebelaron en favor de una reforma política y de la formulación de nuevas
constituciones. Los trabajadores de Victoria fueron los pioneros en pedir
mejoras laborales, como la jornada de ocho horas. La lana y los constantes
descubrimientos minerales proporcionaron la base económica sobre la que
sustentar este estilo de vida. A
mediados de siglo, Sydney y Melbourne ya eran dos grandes ciudades que
marcaban el ritmo de la actividad cultural australiana. Cada una de ellas
fundó una universidad e inició la construcción de museos y galerías de
arte. Junto con Adelaida, en la que se había abierto la brecha del
liberalismo británico, en 1860 las tres ciudades lograron establecer con
éxito un sistema de educación primaria, gratuito, obligatorio y laico. A
pesar de su profunda lealtad hacia Gran Bretaña, los colonos empezaron
pronto a crear de sí mismos una imagen romántica y fronteriza de
esquiladores de ovejas, granjeros y mineros. El libro The
recollections of Geoffrey Hamlyn (Las
recopilaciones de Geoffrey Hamlyn, 1859), de Henry Kingsley, fue
considerado en su época la primera novela australiana. Sin embargo,
Catherine Helen Spence, autora de Clara
Morison (1854), al igual que Marcus Clarke, autor de For
the term of his natural life (1870), crearon un género novelesco
característico que trataba sobre temas locales. Véase
también Literatura australiana. Hacia
la federación La
idea de la unificación surgió hacia 1847, a raíz de las propuestas de
Earl Grey, en ese momento secretario de colonias de Gran Bretaña. En la década
de 1850, John Dunmore Lang, un clérigo presbiteriano escocés de Nueva
Gales del Sur, formó la Liga Australiana para hacer campaña a favor de
la unificación australiana. Con la formación del Dominio de Canadá, en
1867, las autoridades británicas esperaban una acción similar entre los
australianos. En
1883, Queensland, anticipándose a los alemanes, reclamó Papúa, en Nueva
Guinea. Las colonias australianas crearon un Consejo Federal en 1885; el
rechazo de Nueva Gales del Sur a tomar parte en él significó que el
consejo era poco más que un foro de debate sin poder ejecutivo. Nueva
Gales del Sur empezó el movimiento para sustituir el Consejo Federal en
1889, año en el que su primer ministro, sir Henry Parkes, anunció que la
colonia apoyaría una nueva forma de federalismo. El Parlamento aprobó en
1900 la Commonwealth de Australia; el 1 de enero de 1901 se hizo efectiva. La
Constitución federal reflejaba ambas prácticas, la británica y la
americana; es decir, se estableció un gobierno parlamentario, con
gabinetes encargados de una legislatura bicameral, aunque el gobierno
federal sólo tenía poderes delegados concretos. La nueva Cámara de
Representantes, al igual que su homónima británica, se basaba en la
representación popular, pero el nuevo Senado, como el modelo americano,
mantenía la representación de las colonias, ahora estados. Como ni
Sydney ni Melbourne eran capitales federales aceptables, el Territorio
Federal de la Capital estableció en 1911 una capital federal apropiada,
Canberra, tomando de nuevo el modelo americano como ejemplo. La
Commonwealth Los
gobiernos de la Commonwealth, encabezados por artífices de la federación
como Alfred Deakin, no tardaron en imponer tasas sobre los productos
importados para potenciar el desarrollo interno; diseñaron procedimientos
para establecer pagas mínimas en el sector industrial y mantuvieron una
política de inmigración blanca. Forja
de una identidad: la guerra Con
la I Guerra Mundial, más que con la federación, se inició la
transformación de Australia a partir de un grupo de seis colonias unidas
en un solo estado consciente de su nueva identidad. Australia envió a las
tropas aliadas 330.000 voluntarios, que tomaron parte en algunas de las
batallas más sangrientas. Más de 60.000 murieron y unos 165.000
resultaron heridos. En la campaña de Gallípoli, las divisiones militares
de Australia y Nueva Zelanda (divisiones Anzac) intentaron sin éxito
lanzar una ofensiva sobre las fuerzas turcas en los Dardanelos. La fecha
de tan desgraciado desembarco, el 25 de abril de 1915, se identificó como
el día de la fiesta nacional australiana. En
1915, William Morris Hughes, conocido popularmente como Billy, se convirtió
en el primer presidente y líder del partido Laborista. Hughes permaneció
en el poder formando un gobierno ‘nacional’. Estuvo presente en la
Conferencia de Paz de París de 1919, donde obtuvo Nueva Guinea, como
territorio bajo mandato, de Alemania, y también el derecho de Australia a
entrar en la Sociedad de Naciones. Económicamente, la I Guerra
Mundial benefició mucho a Australia, sobre todo a las industrias
textiles, de vehículos, de hierro y acero. Periodo
de entreguerras Una
reacción violenta dentro del partido nacionalista, formado por Hughes,
forzó la retirada de éste en 1923. El primer vizconde Stanley Melbourne
Bruce, dirigente de los empresarios conservadores, que había capitaneado
la acometida contra Hughes, fue nombrado primer ministro. El Partido del
País, fundado en 1919 como movimiento patriótico y conservador para
proteger los intereses de los granjeros y pastores, se unió a la coalición
nacionalista. La
recuperación de la depresión, conducida por James H. Scullin y el
Partido Laborista desde 1929 hasta 1931, fue desigual. Australia se había
guiado por sus lazos de unión culturales y políticos con Gran Bretaña.
Sin embargo, en la década de 1920, Japón y los Estados Unidos se
encontraban entre sus mejores clientes en el mercado de la lana. Contra
sus propios intereses y motivada en parte por el miedo, Australia buscó
restablecer el comercio británico a costa de sus relaciones con Japón. II
Guerra Mundial Cuando
la II Guerra Mundial estalló en Europa en 1939, Australia envió a sus
Fuerzas Armadas para apoyar la defensa de Gran Bretaña. En 1941, una vez
que se inició la guerra en el Pacífico entre Japón y Estados Unidos, y
que Gran Bretaña no era capaz de proporcionar ayuda a Australia, el nuevo
gobierno laborista de John Joseph Curtin buscó la alianza con los Estados
Unidos. Hasta la liberación de las Filipinas, el general estadounidense
Douglas MacArthur y su equipo utilizaron Australia como base de
operaciones. Curtin
murió en 1945. El gobierno laborista, al mando de Joseph Benedict
Chifley, reforzó las relaciones con Estados Unidos mediante el pacto
ANZUS de ayuda mutua. Nueva Zelanda fue el tercer país signatario de este
tratado, hasta su exclusión en 1986. Australia, como miembro oficial de
las Naciones Unidas, acordó además la descolonización de las islas del
Pacífico, incluyendo la preparación de la independencia de Papúa-Nueva
Guinea (obtenida en 1975). El
periodo Menzies En
1949, sir Robert Gordon Menzies fue nombrado primer ministro. Menzies, que
se mantuvo en el cargo hasta 1966, otorgó a Australia una dirección
centralizada y personal. Por el Plan Colombo, los asiáticos empezaron a
estudiar en instituciones australianas. En 1966, la política blanca
australiana estaba agonizando y, en 1973, fue finalmente desechada. Desde
entonces, las bases para la entrada de inmigrantes siguen criterios ajenos
a la condición racial. La
alianza de Australia con Estados Unidos era cada vez más estrecha y siguió,
en política externa, las pautas marcadas por Estados Unidos: luchó en la
guerra de Corea, participó en la Organización del Tratado del Sureste
Asiático (SEATO), desde 1945 hasta su disolución en 1977, y combatió en
la guerra de Vietnam como aliado. Tiempo
de incertidumbres Desde
1966 hasta 1972, el Partido Liberal dio varios primeros ministros. Sin
embargo, en 1972, el Partido Laborista, dirigido por Whitlam Edward Gough,
subió de nuevo al poder. La coalición de liberales y agrarios regresó
al gobierno bajo el mandato de John Malcolm Fraser, en 1975. Éste
reinstauró las políticas internas y externas que habían seguido los
anteriores gobiernos del partido liberal, y asentó en la Ley de Derechos
Territoriales Aborígenes las bases para la demanda territorial de los indígenas
sobre el Territorio del Norte. La
coalición de Fraser ganó las elecciones de 1980, aunque con una mayoría
mucho más reducida. En las elecciones de marzo de 1983, Fraser sufrió
una dura derrota. Su sucesor laborista, Bob Hawke, retuvo su mayoría en
las elecciones de diciembre de 1984, julio de 1987 y marzo de 1990. En
diciembre de 1991, Australia estaba en plena etapa de recesión y la
popularidad de Hawke en descenso. El partido laborista eligió al anterior
ministro de la tesorería de Hawke, Paul John Keating, como dirigente del
partido y primer ministro. Keating llevó al partido a la victoria en las
elecciones de marzo de 1993, aunque el empeoramiento de la situación económica
del país pronto lo hizo impopular. Ese mismo año, se designó como sede
de los Juegos Olímpicos del año 2000 a la ciudad de Sydney. La
vuelta del gobierno conservador En
marzo de 1996, tras 13 años de gobierno socialista, los australianos
dieron el poder en las urnas a la coalición conservadora formada por el
Partido Liberal y el Partido Nacional, con John Howard como nuevo primer
ministro. Los conservadores consiguieron una amplia victoria al obtener 95
de los 148 escaños de la Cámara de Representantes. Este cambio supuso un
nuevo giro en la política interior de Australia, aunque no en las
relaciones internacionales. Howard puso en práctica una política
caracterizada por la austeridad y el liberalismo económico, con los
objetivos prioritarios de reducir el gasto público, para equilibrar la
balanza nacional, y desregular el sector privado para que alcance una
mejor posición competitiva frente a los mercados exteriores. Esta política
se ha desarrollado a costa de los estratos más desfavorecidos de la
población, principalmente aborígenes e inmigrantes asiáticos, que ven
reducida significativamente su calidad de vida, a la vez que aumentan las
desigualdades sociales. Un año después de su subida al poder, Howard había
conseguido una reducción de la inflación y del déficit público, pero
no de la tasa de desempleo (8,6%). En
febrero de 1998, una convención integrada por diputados de ambas cámaras
legislativas debatió la posibilidad de convertir Australia en una república.
Los sectores partidarios de tal iniciativa alcanzaron un gran éxito al
lograr que una mayoría de los representantes populares accediesen a dar
el visto bueno a una propuesta que prevé la convocatoria de un referéndum
durante los primeros meses de 1999; en él, la población australiana
tendrá la última palabra en lo relativo al régimen político que desea. |