Armenia
 

 

 

Historia

 

Armenia fue uno de los primeros lugares en los que se desarrolló la civilización humana. Considerada por algunos especialistas como una de las primeras regiones donde se logró fundir el hierro y el cobre, también en Armenia algunos granos de cereales, como el centeno, pudieron haberse desarrollado por primera vez. Durante la mayor parte de su historia, Armenia fue regida u ocupada por potencias extranjeras, entre las que caben destacar los asirios, persas, romanos, mongoles, turcos y rusos. Los estados armenios independientes duraron cortos periodos de tiempo en el pasado; el de mayor duración estuvo bajo el gobierno del rey armenio Tigranes el Grande. Durante su reinado, el territorio controlado por los armenios se extendía desde el mar Caspio al Mediterráneo y comarcas de la actual Siria. Este periodo de independencia finalizó en el 69 a.C. con la invasión de los romanos. Armenia se convirtió en el 301 d.C. en el primer estado cristiano del mundo.

Armenia ha sido tratada de forma extremadamente violenta por las potencias extranjeras varias veces a lo largo de su historia. La invasión de los turcos Selyúcidas en el siglo XI tuvo como consecuencia la primera emigración a gran escala de los armenios. Otros periodos de emigración se sucedieron, especialmente a finales del siglo XIX, cuando los armenios sufrieron persecución por los gobiernos turco y ruso al discutir por sus demandas políticas. Las fuerzas turcas masacraron a los armenios. El gobierno ruso, aunque no tan represivo como el turco, cerró las escuelas armenias y ordenó la confiscación de las propiedades de la iglesia armenia. Incluso se sucedieron masacres mayores durante el siglo XX, en la época de gobierno de los Jóvenes Turcos (1908-1918) se intentó trasladar a los armenios a Mesopotamia. Se estima que entre 1915 y 1923 más de 1 millón de personas murieron por la acción de los turcos.

En 1918, Armenia se declaró Estado independiente después de la corta vida de la Federación Transcaucásica con las arruinadas Georgia y Azerbaiyán. En 1922 Armenia se incorporó a la URSS como parte de la República Socialista Federativa Soviética Transcaucásica. En 1936 Armenia se convirtió en una República Socialista Soviética separada dentro de la URSS.

A finales de la década de 1980 el malestar popular puso de manifiesto el deseo por la independencia de Armenia, a pesar del medio siglo de dominio soviético. Bajo el presidente soviético Mijail Gorbachov (1988-1991), los armenios aprovecharon la política de glasnost (en ruso, ‘transparencia’) para criticar públicamente el estado de la situación y reclamar la anexión de Nagorno-Karabaj, un enclave armenio en Azerbaiyán. En 1989 el Soviet Supremo de Armenia declaró dicho enclave parte integrante de Armenia. En septiembre de 1991 los ciudadanos armenios votaron abrumadoramente a favor de su separación de la URSS, y en el mismo mes el Soviet Supremo declaró Armenia Estado soberano e independiente. En octubre de 1991 Levon A. Ter-Petrosian, anterior presidente del Soviet Supremo de Armenia, se convirtió en el primer presidente de la nueva república elegido por sufragio. Armenia se convirtió en 1992 en miembro de las Naciones Unidas.

La tensión política en el país se incrementó mucho en los años posteriores a la independencia. Las dificultades presentadas por las repercusiones del terremoto de 1988, la guerra con Azerbaiyán por la disputada región de Nagorno-Karabaj y el bloqueo económico de Armenia por parte de Azerbaiyán tuvo como consecuencia un incremento de la oposición política al gobierno. El partido gobernante, el Movimiento Nacional Armenio (MNA), que promovió un programa moderado de reforma económica y delimitación territorial, fue recusado por una amplia gama de partidos políticos. El primero fue la Federación Revolucionaria Armenia (Dashnakutisun), que había superado ya el siglo de existencia y fue el partido gobernante durante el breve periodo de independencia de Armenia entre 1918 y 1922. El Dashnakutisun, que había ejercido un fuerte control sobre las fuerzas armenias en Nagorno-Karabaj, rechazó las reformas económicas de mercado y defendió unos vínculos más estrechos con Rusia. Debido a la presión política del Dashnakutisun y otros grupos de oposición, se obligó a Kosrov Arutiunian a dimitir de su cargo de primer ministro, y se designó a Grant Bagratian primer ministro interino en 1993. En ese mismo año de 1993, las fuerzas armenias vencieron al Ejército azerbaiyano en varias confrontaciones, que llevaron al control armenio de Nagorno-Karabaj y de las regiones adyacentes.

Esta victoria, pese a su carácter coyuntural, permitió la recuperación económica del país (que seguía sufriendo el bloqueo energético por parte de su vecino y rival del este), un fiel aliado de Moscú dentro de la Comunidad de Estados Independientes (CEI). La situación política, sin embargo, distó mucho de ser óptima, ya que la oposición nacionalista más radical boicoteó el proceso reforma política que condujo a la aprobación de una nueva constitución (que reforzaba los poderes presidenciales) y a la victoria del partido gobernante, el MNA, en el referéndum y las legislativas celebrados en julio de 1995, tachadas de ‘irregulares’ por los observadores internacionales. Las elecciones presidenciales de septiembre de 1996 confirmaron en su cargo a Ter-Petrosian, quien continuó las líneas maestras de su política: privatización de empresas como parte del proceso de liberalización económica, firmeza ante la oposición (prohibición del Dashnakutisun), estrechamiento de relaciones con Irán y Rusia, y búsqueda de una solución negociada al interminable conflicto de Nagorno-Karabaj.

En septiembre de 1996 se celebraron elecciones presidenciales en las que Ter-Petrosian fue reelegido con el 52% de los votos; su rival, Vazgen Manukian, antiguo primer ministro, obtuvo el 41%. A lo largo de la semana siguiente se produjeron violentos enfrentamientos callejeros entre los manifestantes de la oposición, que protestaban por el posible fraude electoral, y las fuerzas de seguridad.