Revolución Francesa |
El inicio de la Revolución El rey se vio obligado a ceder ante la
continua oposición a los decretos reales y la predisposición al
amotinamiento del propio Ejército real. El 27 de junio ordenó a la
nobleza y al clero que se unieran a la autoproclamada Asamblea Nacional
Constituyente. Luis XVI cedió a las presiones de la reina María
Antonieta y del conde de Artois (futuro rey de Francia con el nombre de
Carlos X) y dio instrucciones para que varios regimientos extranjeros
leales se concentraran en París y Versalles. Al mismo tiempo, Necker fue
nuevamente destituido. El pueblo de París respondió con la insurrección
ante estos actos de provocación; los disturbios comenzaron el 12 de julio,
y las multitudes asaltaron y tomaron La Bastilla —una prisión real que
simbolizaba el despotismo de los Borbones— el 14 de julio. Antes de que estallara la revolución en
París, ya se habían producido en muchos lugares de Francia esporádicos
y violentos disturbios locales y revueltas campesinas contra los nobles
opresores que alarmaron a los burgueses no menos que a los monárquicos.
El conde de Artois y otros destacados líderes reaccionarios, sintiéndose
amenazados por estos sucesos, huyeron del país, convirtiéndose en el
grupo de los llamados émigrés. La burguesía parisina, temerosa
de que la muchedumbre de la ciudad aprovechara el derrumbamiento del
antiguo sistema de gobierno y recurriera a la acción directa, se apresuró
a establecer un gobierno provisional local y organizó una milicia
popular, denominada oficialmente Guardia Nacional. El estandarte de los
Borbones fue sustituido por la escarapela tricolor (azul, blanca y roja),
símbolo de los revolucionarios que pasó a ser la bandera nacional. No
tardaron en constituirse en toda Francia gobiernos provisionales locales y
unidades de la milicia. El mando de la Guardia Nacional se le entregó al
marqués de La Fayette, héroe de la guerra de la Independencia
estadounidense. Luis XVI, incapaz de contener la corriente revolucionaria,
ordenó a las tropas leales retirarse. Volvió a solicitar los servicios
de Necker y legalizó oficialmente las medidas adoptadas por la Asamblea y
los diversos gobiernos provisionales de las provincias.
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