Napoleón I Bonaparte |
La Francia napoleónica Napoleón decidió abandonar a su ejército
y regresar a Francia para salvar el país ante la crisis del Directorio.
Cuando llegó a París se unió a una conspiración contra el gobierno.
Bonaparte y sus compañeros tomaron el poder durante el golpe de Estado
del 9-10 de noviembre de 1799 (18-19 de brumario según el calendario
revolucionario) y establecieron un nuevo régimen, el Consulado. Según la
constitución del año VIII, Napoleón, que había sido nombrado primer cónsul,
disponía de poderes casi dictatoriales. La Constitución del año X, por
él dictada en 1802, otorgó carácter vitalicio a su consulado y,
finalmente, se proclamó emperador en 1804. El electorado mostró su
respaldo absoluto a cada una de estas reformas. Bonaparte cruzó los Alpes
con un ejército en 1800 y derrotó a los austriacos en la batalla de
Marengo, con lo que su poder quedó afianzado. Entabló negociaciones para
restablecer la paz en Europa y conseguir que el Rin fuera reconocido como
la frontera oriental de Francia. Asimismo, firmó el Concordato de 1801
con el papa Pío VII, que apaciguó los ánimos en el interior del país
al poner fin al enfrentamiento con la Iglesia católica, originado desde
el inicio de la Revolución. En cuanto a la política interior, Napoleón
reorganizó la administración, simplificó el sistema judicial y sometió
a todas las escuelas a un control centralizado. La legislación civil
francesa quedó tipificada en el Código de Napoleón y en otros seis códigos
que garantizaban los derechos y libertades conquistados durante el periodo
revolucionario, incluida la igualdad ante la ley y la libertad de culto.
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