Napoleón I Bonaparte |
La Europa napoleónica El Código Napoleónico se implantó en
todos los Estados creados por el Emperador. Se abolieron el feudalismo y
la servidumbre y se estableció la libertad de culto (salvo en España).
Le fue otorgada a cada Estado una constitución en la que se concedía el
sufragio universal masculino y una declaración de derechos y la creación
de un parlamento; fue instaurado el sistema administrativo y judicial
francés; las escuelas quedaron supeditadas a una administración
centralizada y se amplió el sistema educativo libre de manera que
cualquier ciudadano pudiera acceder a la enseñanza secundaria sin que se
tuviera en cuenta su clase social o religión. Cada Estado disponía de
una academia o instituto destinado a la promoción de las artes y las
ciencias, al tiempo que se financiaba el trabajo de los investigadores,
principalmente el de los científicos. La creación de gobiernos
constitucionales siguió siendo sólo una promesa, pero el progreso y
eficacia de la gestión fueron un logro real. Para América Latina, la figura de Napoleón
Bonaparte es fundamental. Su intervención en España, las abdicaciones de
Carlos IV y Fernando VII, la entrega del trono español a su hermano José,
que reinó en España y las Indias con el título de José I; la
promulgación de la Constitución de Bayona en 1808, que reconocía la
autonomía de las provincias americanas del dominio español; sus
pretensiones de reinar sobre aquellos inmensos territorios, cuyos
habitantes nunca quisieron aceptar los planes y designios del emperador,
son elementos básicos para entender los movimientos de emancipación y
las guerras hispanoamericanas por su independencia.
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