Los Incas |
Organización
Social
El
ayllu era la célula social de
los incas, como fueron los calpulli en los Aztecas. Estaba formado por
familias que se creían emparentadas por un antepasado común y tenían
una propiedad territorial común que el estado les otorgaba. El nombre
ayllu se refiere al grupo de familias y al territorio que poseía. Los
componentes de un ayllu vivían todos juntos, constituyendo una aldea, o
bien un barrio propio dentro de una misma ciudad. Una
región donde se agrupaban varios ayllus formaba un gran grupo al; cual se
lo denominaba saya, y dos o tres sayas constituían una provincia con su
propia capital. Las
provincias formaban a su vez “cuatro cuartos” en los que se dividía
el Imperio. La
organización familiar y social era puramente patriarcal, la herencia
pertenecía al hijo mayor de la coya (primera esposa). A estos matrimonios
dentro de la misma familia o tribu se le llama endogamocos
y los que se efectúan con mujeres de distintas familias exogamicos. El matrimonio no tenia carácter religioso, sino que era
regulado por el Estado. En
un día especial del año se reunían en las plazas de las ciudades o
pueblos los hombres y mujeres que estaban en edad de contraer matrimonio;
el Inca en la corte y en los demás sitios los curacas o cacique de las
naciones conquistadas, hacían que se diesen las manos los pretendientes y
los declaraba marido y mujer. El exceso de matrimonios endogáicos se
atribuye a la degeneración de esta raza. Los
hijos de la familia real eran confinados a los amautas o maestros de la
ciencia que los instruían en cuestiones militares y religiosas, las leyes
del Imperio y en la interpretación de los quipus. Nada
de esto hacían con los hijos del pueblo, que del ayllu pasaban al dominio
del estado, para que los dedicara al oficio en el que tuvieran especial
aptitud. El
emperador estaba tan por encima de la gente común que ninguna mujer del
pueblo merecía convertirse en su esposa. Esto condujo a la costumbre de
que se casara con su propia hermana, quien recibía el nombre de coya. El
monarca tenia el derecho de elegir a su heredero. Su elección recaía
gralmente. en alguno de los hijos de la coya, pero no era necesario que
sea el mayor sino él más hábil. El
soberano tenia derecha a elegir otras esposas entre las muchachas más
bellas del pueblo; estas mujeres podrían llamarse “esposas secundarias”. El
monarca visitaba todos los puntos de su Imperio tan frecuentemente como
podía. Al igual que su pueblo, dormía en el pueblo pero sobre un
acolchado de algodón y cubierto con mantas de excelente calidad. Cuando
el emperador moría, algunas de sus esposas y sirvientes se ofrecían a
acompañarlo al otro mundo. Entonces, se celebraba una fiesta en donde se
los estrangulaba. El cuerpo del emperador recibía un tratamiento especial
para su preservación, y después era envuelto cuidadosamente en finas
telas. Entre
los incas existió una verdadera estratificación social, debajo del inca
estaban los nobles u “orejones” que contaban con un gran numero de
privilegios y derechos. Gozaban de la comodidad de viajar en andas; en
cuanto a sus vestimentas y adornos, eran de mejor calidad que los de la
gente común. También se les permitía usar grandes adornos de oro en las
orejas, no tenían que pagar impuestos y eran mantenidos por el gobierno.
Cuando los jóvenes de la nobleza llegaban a la edad de 16 años, el inca
les perforaba las orejas con una aguja de oro, hasta hacerles una abertura
por donde pudiesen pasar con facilidad gruesos pendientes, de allí el
nombre de orejones. Había un segundo grupo de nobles, los curacas, que
eran los jefes de las tierras conquistadas. También estaban los
sacerdotes que tenían gran influencia y predominio, y todos aquellos
elevados a esa categoría por el emperador. Ante el monarca aun los más
nobles vasallos debían presentarse descalzos. A
estas clases privilegiadas seguían todos los miembros adultos de la
sociedad, el puric, sobre los cuales pesaban los impuestos y los trabajos
de la comunidad; en esta clase social mayoritaria no había categorías
superiores, todos eran iguales. Los
incas sabían que si trabajaban y hacían todo lo que de ellos se esperaba,
el Estado siempre se preocuparía por ellos; además ocuparían un
respetable lugar en su aldea o ciudad. Existían
otras clases inferiores de siervos personales, los yanaconas, que habiendo
sido separados de su respectivo ayllu pasaban a depender directamente del
soberano. Estos sirvientes especiales del emperador se seleccionaban entre
los niños inteligentes y luego se los apartaba de sus aldeas. Mientras
algunos se desempeñaban como criados o trabajaban en los templos, otros
realizaban importantes tareas como supervisores. El joven que desempeñaba
como tal estaba siempre junto a su amo y por lo general alcanzaba una
posición de gran responsabilidad, contando desde luego con la plena
confianza de su señor. En
el Imperio Inca no hubo esclavos en el sentido pleno de la palabra. Los
que se acercaban a esa condición eran los pinas, hombres que no pertenecían
a la comunidad, generalmente prisioneros de guerra, que estaban destinados
al cuidado de los cocales en zonas insalubres Los
incas no esclavizaban a los vencidos, sino que les enseñaban su sistema
horario; internando a unos en las poblaciones donde tenían asegurado su
dominio e instalado en las tierras conquistadas colonias de vasallos
fieles; el quechua era el idioma oficial que se imponía en los pueblos
conquistados; los colonos que se transportaban de una parte a otra del
imperio se llamaban mitimaes. Eran la fuente de control del Estado, allí
reproducían sus ayllus y costumbres. El
campesino contaba de ciertas obligaciones. El trabajo colectivo de la
tierra en los campos del inca y de los curacas, era una de ellas. Otra era
la mita (en quechua “turno”). Consistía en un servicio personal y
periódico por el cual individuos de 25 a 50 años debían cumplir al
Estado en diferentes actividades. Los mitayos eran alimentados y
recompensados por el inca o por el curaca. Cada familia debía aportar un
tributo textil al inca. Consiste en hilar y tejer diversas indumentarias.
El inca suministraba la materia prima y el tributario ponía la mano de
obra. El
sistema aseguraba el mantenimiento de campesinos ancianos, enfermos, o
viudas. En tiempo de escasez se distribuía a las comunidades las reservas
de los graneros del Inca. La
propiedad privada de la tierra no existió entre los incas, da ahí que se
haya clasificado de socialista su sistema; las tierras pertenecían al
Inca, al culto y a los ayllus.
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