La Cerámica |
El
Occidente y el Norte de Mesoamérica en la época postclásica: Los
Tarascos, constructores de Yácatas. El
arte clásico de Colima, Nayarit y Jalisco que alcanzara creaciones plásticas
muy depuradas, siguió siendo un arte esencialmente cerámico; la misma
región de Michoacán, cuyo arte floreció durante el preclásico superior
en sitios como El Opeño, Queréndaro, y Chupícuaro, tuvo en la época clásica
un desarrollo muy lento, si bien los alfareros de Jiquilpan y Apatzingán
elaboraban una técnica de cloisonné
similar a la de Teotihuacán; técnica que, aplicada tanto a la madera
como al barro daría origen a las llamadas lacas que todavía se producen. En
su cerámica polícroma, a menudo de pequeñas dimensiones, destacan las
vasijas cuyos gruesos soportes se van hinchando hasta la parte inferior,
los elegantes y delgados cajetes, con asa en forma de estribo, las vasijas
vertederas y las de soportes ganchudos. Las pipas de barro finamente
pulido ya sean de formas sobrias o muy elaboradas, muestran siempre un
gusto muy depurado. Aparte
de la cerámica comercial o importada de otras zonas, la anaranjada delgada (que también se encuentra en Teotihuacán)
y la plomiza toltecas, surgen a
partir del postclásico temprano varios estilos regionales, tales como la
cerámica metálica, polícroma,
raspada y esgrafiada. Destacó hacia el último período la producción de
la Isla de Sacrificios - con sus motivos en relieve sobre fondo café
amarillento - así como las vigorosas estilizaciones de animales pintados
en los platos y los cajetes de Cerro Montoso. Y no olvidemos las hermosas
vasijas en alabastro, de forma animal o vegetal, algunas de gran elegancia.
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