El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha

"NOTAS DEL CAPITULO"

escrutinio: el capítulo, aun siendo exclusivamente de crítica literaria (como, luego, I-XLVII y XLVIII, que se dedicarán a la teorización novelesca y dramática, o los primeros de II, abundantes en ideas narrativas), se integra perfectamente tanto en la acción como en la intención de la novela (por culpa de los libros de caballerías "se le secó el celebro" (32) a don Quijote [I-I] y la obra está concebida como invectiva contra ellos, encaminada a deshacer "la autoridad y cabida que en el mundo y en el vulgo tienen" [Prólogo, 16]; además, la "quema" será asumida luego por don Quijote como obra de "encantamento", insertándose así en la trama "caballeresca") y, en un principio, es de capital importancia para conocer los gustos literarios, las relaciones personales de Cervantes en tal mundillo y aun la fecha aproximada de redacción de estas páginas (todos los libros citados son anteriores a 1591). No obstante, convendrá tener en cuenta que no estamos tanto ante un capítulo, sin más, de "teoría literaria" cervantina (como lo es, por ejemplo, el VP) como ante un donoso y grande escrutinio, perfectamente engastado y dependiente de las circunstancias novelescas que lo albergan. Ello explica y justifica, en buena medida, numerosos aspectos del "dictamen literario" que sigue: se enjuician exclusivamente libros de ficción, sin que aparezca ninguno de historia, de moral o de devoción (recuérdese que otro hidalgo lugareño, don Diego de Miranda, tenía en su casa "hasta seis docenas de libros", "de historia algunos y de devoción otros" [II-XVI, 651]); de entre aquéllos, se seleccionan primordialmente los géneros caballeresco, pastoril y épico, quizás por representar otras tantas alternativas a la locura quijotesca (al final de II decidirá hacerse pastor [LXXIII, 1067], como teme la sobrina [infra, n. 44]); los dardos apuntan, desde luego, contra los libros de caballerías, pues para adquirirlos "vendió [don Quijote] muchas hanegas de tierra de sembradura" (I-I, 31); por otro lado, en el escrutinio participa un tribunal tan variopinto (cura, barbero, sobrina, etc.) como "donosos" -no se olvide- son sus criterios (si unos se salvan por sus valores literarios, otros -como el de Lofraso-, por lo disparatado; a la vez, quedan libres de condena precisamente libros caballerescos [los autores del daño, se dice enseguida], pastoriles y heroicos) y procedimientos (unos se miran detenidamente, mientras que otros se queman sin haber sido examinados), y, aunque lo guía un cura, las sentencias se dictan siempre desde un punto de vista estético y no moral. Quizás fuera mejor, pues, conformarnos con lo "donoso" del escrutinio antes de extraer conclusiones teórico-literarias mayores sobre las posturas estéticas de su autor.



...el cual: puntuamos según RM (con MR, LM, etc.), pues así se resuelve el equívoco antecedente de el cual, que sólo puede ser don Quijote, del cap. anterior (allí, maese Nicolás lo es de con el cual); siendo así, quien pidió las llaves fue el cura. Todo ello, con independencia de que se trate o no de un descuido cervantino cometido al dividir en capítulos la primera parte una vez acabada como unidad narrativa (vid. supra, I-V, n. 1).



cuerpos: 'volúmenes'. Don Quijote le dirá a Cardenio en I-XXIV que tiene en su aldea más de trecientos libros (237).



escudilla: 'vaso; plato'.



arrojarlos: arrojarllos P, por lo que podría editarse, con la misma autoridad, arrojallos, como hacen, entre otros, RM y VG.



no vino en: 'no convino, no concedió, no accedió'.



Los cuatro: 'Los cuatro [libros]', en zeugma dilógico, pues el primero [libro] emplea el término con el valor de 'obra', mientras que ahora se recoge en el sentido de 'parte de una obra'. Por lo demás, se trata de Los cuatro libros del virtuoso caballero Amadís de Gaula, cuya versión más antigua conservada es la refundición de Garci Rodríguez de Montalvo, publicada en Zaragoza en 1508.



el primero de caballerías...: la afirmación, si no es de todo punto exacta (El Caballero Cifar es de principios del XIV y la primera edición, en catalán, del Tirant lo Blanc es de 1490; en castellano, de 1511), tampoco es del todo incorrecta, pues el cura alude sólo a rumores (he oído decir), y más que rumores críticos hay de que un Amadís "primitivo" circulase impreso desde el siglo XIV (en el XV casi con seguridad); eso, si no se quiere significar que el Amadís 'fue el primer libro de caballerías impreso en castellano'. En la misma línea, que todos los demás han tomado principio y origen déste no tiene por qué significar que el Amadís sea la fuente de todos los ciclos caballerescos (LM), sino, sencillamente, que es la 'cabeza visible, el más sonado', del género (VG cita, oportunamente, un pasaje de Las fortunas de Diana, de Lope de Vega, donde se lee: "y el celebrado Amadís, padre de toda esta máquina"); al menos, obtuvo más popularidad que ninguno y originó una prolífica descendencia, parte de la cual se nos presentará enseguida.



Sergas de Esplandián: es el quinto libro, ahora original de Rodríguez de Montalvo, del Amadís de Gaula, publicado por primera vez en Sevilla, en 1510, con el título: Las Sergas del muy virtuoso caballero Esplandián, hijo de Amadís de Gaula, llamadas Ramo de los cuatro libros de Amadís. Sergas: 'hazañas, historia'. La calificación de hijo legítimo que sigue entraña una disemia, mitad veras mitad burlas, basada en la utilización de hijo también con el valor de 'libro'(Prels., n. 15): Las Sergas son 'continuación legítima' de Amadís; Esplandián es 'hijo legítimo' de las deshonestidades de Amadís, según las contaba Oriana a Dulcinea en los poemas preliminares (LA SEÑORA ORIANA... [n. 76]).



Amadís de Grecia: o noveno libro del de Gaula, de Feliciano de Silva, se publicó en Burgos, en 1535, ha sido ya ridiculizado, por su afectación lingüística, en I-I (vid. n. 11); a él pertenecen los personajes que se nombran a continuación.



Don Olivante de Laura: la Historia del invencible caballero don Olivante de Laura, príncipe de Macedonia, publicada en Barcelona, en 1564, es obra de Antonio de Torquemada, más conocido por sus Coloquios satíricos (1553) y por el Jardín de flores curiosas (1570), la célebre miscelánea dialogada, de donde los comentarios del cura que siguen.



Florimorte: así P, que mantenemos por repetirse a continuación -con ribetes, probablemente, burlescos-, aunque, sin duda, se refiere a la Primera parte de la grande historia del muy animoso y esforzado príncipe Felixmarte de Hircania y de su extraño nascimiento [...], de Melchor Ortega, publicada en Valladolid, en 1556, en cuya historia se le denomina Felixmarte y Florismarte.



estraño nacimiento: nació en una montaña, siendo ayudada su madre por una salvaje. El sonadas que sigue significa, lógicamente, 'disparatadas'.



El Caballero Platir: es el anónimo libro cuarto de la saga de los palmerines: La Crónica del muy valiente y esforzado caballero Platir, hijo del emperador Primaleón (Valladolid, 1533).



El Caballero de la Cruz: puede tratarse de la Crónica de Lepolemo, llamado el Caballero de la Cruz, hijo del emperador de Alemania, [...] y trasladada en castellano por Alonso de Salazar (Valencia, 1521), o bien de El libro segundo del esforzado Caballero de la Cruz Lepolemo, [...], que trata de los grandes hechos en armas del alto príncipe y temido caballero Leandro el Bel, su hijo (Toledo, 1563), donde se atribuye a Pedro de Luján, el autor de los Coloquios matrimoniales (Sevilla, 1550).



...tiene: [-dijo el cura-], cabría añadir.



tras... diablo: sobre el dicho común, con resonancias inquisitoriales, Cervantes puede estar aludiendo a otro, bastante difundido y especialmente apto para contextos caballerescos, máxime para el Caballero de la Cruz: "la cruz en los pechos y el diablo en los hechos" (por alusión a las insignias de las Ordenes Militares, como se alude expresamente en CP, 912 [y n. 94]).



Espejo de caballerías: es una especie de adaptación -como dice el cura después-, casi traducción en prosa, del Orlando innamorato (1486-95; traducido por F. Garrido de Villena en 1577), de Mateo Boiardo, la cual se publicó en tres partes, entre 1533 y 1550, y luego se fundieron en el Espejo de Caballerías (Medina del Campo, 1586).



Reinaldos: vid. I-I, n. 25.



Caco: vid. Prels., n. 40; y I-II, a propósito del ventero (n. 38).



los doce Pares: se mencionaron en el cap. anterior (vid. n. 18).



verdadero: en sentido irónico, dado que Turpín, Jean Turpín (fue arzobispo de Reims y supuesto autor de una crónica mendaz sobre Carlomagno), llegó a ser tenido como prototipo de embustero.



Ludovico Ariosto: el celebrado Ariosto (1474-1533) continuó, en su Orlando furioso (1532) el de Boiardo, antes citado (n. 18), mereciendo el elogio cervantino ya en G (Calíope, poco antes de comenzar su canto, dice ser "la que ayudó a texer al divino Ariosto la variada y hermosa tela que compuso", [VI, 346]). Fue traducido numerosas veces al castellano (Jerónimo de Urrea, 1549; Hernando de Alcocer, 1550; Diego Vázquez de Contreras, 1585), sin demasiada fortuna en opinión de Cervantes; por eso los juicios que siguen. Jerónimo de Urrea (vid. la sig. n. 26), en concreto, podría ser el "mal traductor" aludido en II, cuando don Quijote visita una imprenta en compañía de don Antonio Moreno (LXII, 1005).



le pondré... cabeza: 'le respetaré ceremoniosamente'.



Ni aun fuera bien...: quizás se alude a la reprobación eclesiástica, plasmada en numerosas expurgaciones, que cayó sobre el extenso poema.



señor capitán: el capitán Jerónimo de Urrea, el más temprano y discutido de los traductores, en verso, del Orlando antes citados (n. 23).



destas cosas de Francia: entiéndase 'de Reinaldos, Turpín, Roldán, etc.'.



Bernardo del Carpio: Historia de las hazañas y hechos del invencible caballero Bernardo del Carpio (Toledo, 1585), de Agustín Alonso, en octavas reales. Ya sabemos que don Quijote "estaba" a bien (I-I, n. 21) con el fabuloso héroe.



Roncesvalles: se alude al poema, también en octavas reales, de F. Garrido de Villena: El verdadero suceso de la famosa batalla de Roncesvalles, con la muerte de los doce Pares de Francia [...] (Valencia, 1555).



Palmerín de Oliva: es el primer libro, atribuido a Francisco Vázquez, de la serie de los Palmerines: El libro del famoso y muy esforzado caballero Palmerín de Oliva (Salamanca, 1511).



Palmerín de Ingalaterra: se trata ahora del sexto libro del ciclo mencionado en la nota anterior, compuesto, hacia 1554, en portugués, por F. de Morales Cabral. Parece que no se publicó hasta 1567 (Evora), pero fue traducido por Luis de Hurtado en 1547-48 (Toledo) con el título: Libro del muy esforzado caballero Palmerín de Inglaterra, hijo del rey don Duardos [...].



Dario: y no Darío, de acuerdo con la pronunciación de la época. La anécdota de Alejandro es referida por Plutarco y por Plinio (VG).



diputó: 'destinó, asignó; consideró digna'.



rey de Portugal: don Juan II (1455-95).



cala y cata: 'comprobaciones, averiguaciones, diligencias'.



Don Belianís: Libro primero del valeroso e invencible príncipe don Belianís de Grecia [...], sacado de la lengua griega, en la cual la escribió el sabio Fristón (Burgos, 1547-79), de Jerónimo Fernández. Es historia que Cervantes debió de conocer bien, pues recurre a ella continuamente como objeto de burla: ya entre los preliminares aparece un soneto de Belianís (n. 71); se burla de sus heridas en I-I (n. 13), en I-VII se imputará a Fristón la desaparición de su biblioteca (77), etc.



cólera: su cólera es tan frecuente y desmesurada como las heridas que recibe, por lo que se alude a las propiedades purgativas del ruibarbo: "[...] Purga la cólera y la flema, mundifica el estómago, conforta el hígado y el bazo, [...] (Tesoro, s.u. ruibarvo) .



término ultramarino: "En lo forense se llama el que se concede para la prueba, proporcionado a la distancia donde se ha de hacer, a diferencia del legal de ochenta días" (Autoridades, s.u. ultramarino).



echar una tela: 'tejer una tela'.



...Tirante el Blanco: el original catalán, Tirant lo Blanch, compuesto por Johanot Martorell y acabado por Martí Johan de Galba, se publicó en Valencia (1490) y fue traducido en 1511 (Valladolid), por autor anónimo, con el título: Los cinco libros del esforzado e invencible caballero Tirante el Blanco de Roca Salada, texto al que alude Cervantes, por lo que desconoce a su autor (el que le compuso).



Con todo... vida: desde DC, cuando menos, se viene considerando este pasaje como "el más oscuro" del Quijote, dada la flagrante contradicción que se establece entre los elogios anteriores (tesoro, mina, mejor libro del mundo) y el rigor de la sentencia final. A fin de resolverla, se han ideado toda suerte de explicaciones, casi siempre basadas en la virtualidad significativa de pues no hizo tantas necedades de industria -frase portadora, por lo visto, de los más intricados sentidos-, con soluciones de lo más variopinto. De entre ellas, merece especial mención la de MR, quien, tras interminables filigranas exegéticas, entiende, ni más ni menos, que Cervantes aquí "pide que se reimprima el Tirante", a la vez que condena al impresor castellano (Diego de Gumiel) y no al autor -y es propuesta asumida por otros-: "El Tirante -propone leer- es un libro divertido y distinto de los otros libros de caballerías, pero a pesar de ello Diego de Gumiel, ya que no compuso (o sea, imprimió) tantas necedades (o sea, episodios divertidos) a sabiendas, merecía que se pasara todos los días de su vida imprimiendo" (MR1, 76-77, n. 30); sólo que Gumiel sí compuso y que la negación, en el texto de Cervantes, no se predica sobre componer, sino sobre hizo, verbo elidido en la explicación. AA, por su lado, afina un poco más: "el libro es elogiado por sus extraordinarias cualidades, pero el autor es censurado por carecer de un propósito claro, deliberado y consciente" (I, 118, n. 29); sin que se aclaren, pues, las necedades de industria. En fin, LM, según creemos, se aproxima más que nadie al sentido recto: "El autor no obró tantas necedades conscientemente; es decir, que no se prestó a narrar extravagancias e impropiedades con discreción artística" (I, 117-18, n.29). Y, con todo ello, no detectamos en el pasaje cervantino ni contrasentido ni retruécano o enrevesamiento alguno, sino un planteamiento bastante lógico: Cervantes considera al Tirant el mejor libro del género caballeresco, por su gracejo, divertimento y, sobre todo, por su verosimilitud, lo que no es óbice para recriminar a su creador por su perspectiva narrativa, el único objeto de condena aquí. El supuesto problema estribaría sólo en de industria y echaran a galeras, dos "frases proverbiales" lo suficientemente manidas en los textos de la época -en Cervantes también- como para no tergiversar su sentido recto: 'astutamente, adrede, a sabiendas' y 'condenar al remo en las galeras reales' ("Hacer una cosa de industria, hacerla a sabiendas y adrede, para que de allí suceda cosa que para otro sea acaso y para él de propósito; puede ser en buena y en mala parte" [Tesoro, s.u. industria]; vid. supra, I, n. 22). Siendo así, el final del párrafo significa: 'Pese a todo ello, os aseguro que merecía el que lo escribió, puesto que no refirió tantos disparates astutamente, que le condenasen al remo de por vida'. Esto es: Cervantes debió de quedar fascinado por el humorismo y verosimilitud -impropios de las entelequias caballerescas y tan próximos al Quijote- del Tirant, pero le disgustaba que tales componentes se tomasen en serio y no respondiesen a un planteamiento conscientemente burlesco o paródico (no hizo tantas necedades de industria), como era precisamente el suyo ahora. Que ese era su credo estético lo prueba, sobre el Quijote mismo, el siguiente pasaje del VP: "¿Cómo puede agradar un desatino / si no es que de propósito se hace / mostrándole el donaire su camino? (VI, vv. 58-60, Gaos, 138).



La Diana: Los siete libros de la Diana (Valencia, c. 1559), del portugués Jorge de Montemayor, es la primera -se dice más abajo- y la mejor de las novelas pastoriles en castellano.



de entendimiento: así P y las primeras eds. en general, aunque frecuentemente se ha cambiado en entretenimiento (DC, RM), pues así califica Cervantes normalmente este tipo de libros (v. gr., en la Dedicatoria a Q2, 536, n. 57), y respetando P se explica mal sin perjuicio de tercero. Después de la explicación de Gaos (I, 143, n. 151), debe mantenerse la lección de la príncipe, pues sólo por ser de entendimiento (como lo era el primer Quijote) se diferencian de los de caballerías (de entretenimiento) y 'no perjudicarán la moral ni las buenas costumbres' (sin daño de tercero). Añádase que más abajo dirá: propone algo, y no concluye nada.



hacerse pastor: en efecto, proyectará ser el pastor Quijotiz (II-LXVII y ss.; y supra, n. 1).



poeta: sabido es que los poetas "hueros, chirles y hebenes" -que diría Quevedo- son carne de cañón para la sátira de los Siglos de Oro, pero, además, el temor de la sobrina se conjuga bien con la locura de don Quijote y con sus transposiciones de personalidad, pues no son escasos en la literatura de la época los poetas locos que se identifican con sus personajes y hacen los mismos disparates que don Quijote (recuérdense, sencillamente, los del Buscón, el Alonso, mozo de muchos amos o el Diablo Cojuelo).



se le quite: lo que, según Cervantes, le sobra a La Diana es la recurrencia a la sabia Felicia, y a su agua encantada, como deus ex machina que desenreda, lejos de toda verosimilitud, la compleja urdidumbre de historias antes tramada, y los poemas no estrictamente líricos (por ejemplo, el Canto de Orpheo [IV, ed. A. Rallo, Madrid, Cátedra, 1991, 278 y ss.] escrito en octavas bien próximas al verso de arte mayor típico del siglo XV).



...Gil Polo: las dos continuaciones de la obra de Montemayor salen en Valencia, en 1564. Se trata de la Segunda parte de la Diana de Jorge de Montemayor, de Alonso Pérez, médico de Salamanca, y de la Primera parte de Diana enamorada, de Gaspar Gil Polo, la cual no desdice -como se enjuicia después-, en calidad, de su original.



Los diez... amor: de Antonio de Lofraso, como dice el texto, cuyo título continuaba [...] donde hallarán los honestos y apacibles amores del pastor Frexano y de la hermosa pastora Fortuna [...] (Barcelona, 1573). Los elogios del cura -y nótese que corren paralelos a los que antes se dispensaron al Tirant- son, evidentemente, irónicos, sobre todo si recordamos la evaluación que de Lofraso se hace en el VP, donde aparece, "marchito y laso", "añadiendo otros diez" libros a la obra que aquí se ridiculiza (III, vs. 247 y ss.; Gaos, 93). No obstante, de él puede proceder -se cree- el también irónico nombre de Dulcinea (I-I, n. 41).



raja de Florencia: 'paño fino, rico y costoso, que sólo vestía la gente principal'.



...de celos: son tres novelas pastoriles más de escasísimo interés: El pastor de Iberia (Sevilla, 1591), de Bernardo de la Vega; Primera parte de las ninphas y pastores de Henares (Alcalá, 1578), de B. González de Bobadilla; y Desengaño de celos (Madrid, 1568), de B. López Enciso. Los dos primeros serían recordados en VP (IV, vv. 506-7 y 509, respectivamente, Rivers, 133).



brazo seglar: "Entregar a uno al brazo seglar es ponerle en poder de quien lo ha de acabar y destruir. Está tomado de lo que hace la justicia eclesiástica, degradando al clérigo y entregándole a la justicia seglar, y lo mesmo el tribunal del Santo Oficio a los que relaja" (Tesoro, s.u. braço).



El Pastor de Fílida: la pastoril (Madrid, 1582) de L. Gálvez de Montalvo. Al igual que Pedro de Padilla, que se cita a continuación, es mencionado en el Canto de Calíope de G (VI, 356, n. 91).



Tesoro de varias poesías: la voluminosa obra de Pedro de Padilla (Madrid, 1580), también autor de varias obras que Cervantes consideraba -dice enseguida- "más levantadas" (también lo elogia en G, VI, 357, n. 94): Eglogas pastoriles (1582), Romancero (1583), Jardín espiritual (1585) y Grandezas y excelencias de la Virgen señora nuestra (1587).



bajezas: según VG, 'escenas rústicas'.



El Cancionero: salió en 1586 y llevaba un soneto y unas quintillas de Cervantes en alabanza del autor, a tenor de lo que sigue.



La Galatea: la Primera parte de la Galatea, dividida en seis libros (Alcalá, Juan Gracián, 1585), la novela pastoril y primera obra que Cervantes publicó, cuya segunda parte, aunque repetidas veces anunciada -como dirá enseguida el cura- (realmente, Cervantes no dejó de pensar nunca en la continuación, de la cual se dice que saldrá "con brevedad" al final de la propia obra [411, n. 214] y luego se anuncia en la Dedicatoria a Ocho comedias [13], en el Prólogo a Q2 [535] y en la Dedicatoria a PS [979]), nunca vio la luz. Que "no concluya nada" es totalmente lógico, aunque el cura se lo reprocha, de acuerdo con las objeciones que el autor puso a La Diana (supra, n. 46).



esto: éste P, pero la errata es obvia y se enmienda ya en P2.



tres: parece que la librería de don Quijote estaba ordenada por géneros, pues los tres que siguen son poemas heroicos o épicos: La Araucana (Madrid, 1569-89), de Alonso de Ercilla (Cervantes le otorgaba "eterno y sacro monumento" en el Canto de Calíope de G (VI, 349, n. 56); La Austriada (Madrid, 1584), de Juan Rufo; y El Monserrate (Madrid, 1587), de Cristóbal de Virués (también elogiado por Calíope, 378, n. 182).



a carga cerrada: 'a bulto, en bloque; sin hacer más cala ni cata' -como dijo antes (n. 35).



Las lágrimas de Angélica: la Primera parte de la Angélica (Granada, 1586), de Luis Barahona de Soto (también elogiado tanto en G [VI, 367, n. 135] como en el VP [III, v. 359, Rivers, 108]), donde se continúa el episodio de Angélica y Medoro del Orlando furioso.



fábulas de Ovidio: por ejemplo, la de Acteón y la de Vertumno y Pomona.