El Estómago y los Miembros
 

Debí empezar mi obra por la realeza; viéndola desde cierto ángulo, el Señor don Gáster (estómago) es su imagen; si padece él de alguna cosa, todo el cuerpo se resiente.

Cansándose los miembros de trabajar para él, resolvió cada uno vivir como un hidalgo: sin hacer nada, a ejemplo del señor Don Gáster.

-- ¡ Que viva del aire sin nosotros ! -- se dijeron--. Penamos y sudamos como bestias de carga. ¿ Y para quién ? ¡ Para él solamente, pues nada nos aprovecha ! Nuestros cuidados sirven sólo para buscarle comida. Holguemos, pues, que hermoso oficio es ese.

Y dicho y hecho: las manos dejaron de asir, los brazos de moverse; las piernas de marchar, diciendo al señor don Gáster que buscara otros. ¡ Caro error del que se arrepintieron ! No tardaron los pobres en languidecer; el corazón no formaba nueva sangre, sufriendo de ello cada miembro y perdiendo las fuerzas. Así vieron los rebeldes que a aquél a quien creían perezoso y parásito, contribuía más que ellos al interés común.

Muchas veces nuestra vanidad no nos deja valorizar la importancia del trabajo ajeno.