Historia del Karate |
El
Karate es una tradición que ha sido continuada durante siglos, la cual
nace con el brillante doctor Hua T’o (190-265 a. de C.) Que fue el
inventor de una serie de movimientos para aliviar la tensión emocional y
dar tono al cuerpo. Es a Hua T’o a quien se le acredita el
descubrimiento de los anestésicos. Los ejercicios que inventó, se fueron
perfeccionando, ampliando y mejorando a través de la observación de aves
y otros animales. Mediante la práctica de estos ejercicios, no solo mejoró
su salud, sino que también desarrolló una serie de medios de protección
para asegurarla.
Hua
T’o se expresó así durante una de sus lecciones a su alumnos:
"El
cuerpo necesita ejercicio, nada más que no debe hacerse hasta el punto
del agotamiento , pues el ejercicio expulsa el aire malo del sistema,
promueve la circulación libre de la sangre y evita la enfermedad. Los
escalones usados nunca se pudren; así sucede con el cuerpo, y por eso era
que los antiguos practicaban el
cuello de oso y el torcimiento del ave, meciendo el cuerpo y moviendo
las articulaciones, para evitar el envejecimiento."
Es
también popular la afirmación de que un general llamado Yüen Fei fue el
responsable, hasta cierto punto, del desarrollo de los movimientos. Es
conocido como el autor de un libro llamado Patuanchi.
Este es un conjunto de doce lecciones, sobre el desarrollo de la
superficie, conocidos generalmente como movimientos de tensión. Se dice
que este libro fue escrito durante la dinastía Sung (960-1279 d. de C.);
sin embargo este es un punto de controversia, y tal vez se escribió en
una fecha posterior.
Otras
tradiciones afirman que el responsable de la introducción de las artes
marciales, prevalecientes ahora en China, fue Bodhidharma, o Daruma,
nombre empleado por los japoneses en el año 525 d. de C. Él fue el vigésimo
octavo patriarca indio que fundó la escuela meditativa de Ch-an en China.
Ch-an, en japonés llamado Zen. Al ir Daruma a China, sus intenciones no
eran predicar el Zen, sino fundar su escuela, que hoy en día se entiende
como una pura interpretación china del budismo. No hay evidencia
definitiva de que fue él el creador del ch’uan-shu o karate actual,
pero lo que si está claro es que residió en el monasterio Shao-lin, o
Shorin-ji, como es conocido por los japoneses. Los ejercicios atribuidos a
él no se pueden clasificar como físicos, ya que los pies permanecían
fijos. Entre sus ejercicios lo que más destacaban eran sus diferentes métodos
de respiración.
Es
también popular, la creencia de que los practicantes de los distintos
sistemas se oponían a enseñar cualquier parte de su arte marcial y que
uno de los cambios en sus tradiciones ocurrió al principio de la dinastía
Ch’ing (1644-1912 d. de C.). La razón de este cambio fue la dominación
extranjera de los manchúes. Para hacer fuerza contra este control
extranjero, en breve surgió la idea de la construcción de escuelas de
artes marciales, para prepararse para la revolución que estaba por
estallar.
Una
de las escuelas más famosas, estaba situada en el monte Su, Provincia de
Hunan, en un monasterio llamado Sao-lin (o Sil-lum en cantonés y
Shorin-ji en japonés). Los maestros expertos en este monasterio eran los
exoficiales de la dinastía Ming, que habían sido perseguidos por los
manchúes . Se habían disfrazado afeitándose la cabeza, vistiendo mantos
del sacerdocio y convirtiéndose en monjes (solamente de nombre) de este
templo budista.
La
entrada a este monasterio disfrazados de esta forma, la basaron en la
antigua práctica china del sistema familiar: Como civil o miembro de una
familia, el ciudadano estaba sujeto a las leyes del país al igual que de
las de la familia. Sin embargo, si el ciudadano se convertía en monje,
pasando por los ritos que esto suponía, entre los cuales estaba afeitarse
la cabeza. Una vez realizado esto ya no era parte ni de la familia, ni del
imperio, sino un sirviente y adorador de un dios que no era de este mundo.
Las
personas que recurrían a esta práctica eran llamadas sh’u-shia y
aunque aceptaban al emperador como hijo del cielo, ya no formaban parte de
la familia, y por tanto no se encontraban sujetas a las restricciones
familiares, por lo que era frecuente que su nombre fuese borrado de los
registros familiares, ya que muchos de ellos sentían que era una
desgracia abandonar la familia y convertirse en monje.
Al
igual que los mongoles de la dinastía anterior, los manchúes, que eran
un pueblo nómada, eran bastante supersticiosos. Los asuntos religiosos
eran tabú, por lo tanto no les interesaban. Fue por esto que la tarea de
separar a los leales se les hizo muy difícil, aunque lo intentaron. Pero
desafortunada-
mente
para la dinastía Ming, en cada país existe un traidor. Un informador
advirtió a los manchúes de las actividades y el paradero de estos
oficiales de la dinastía Ming, y fue por eso que los invasores enviaron
tropas para rodear e invadir el monasterio, exigiendo el arresto para
todos los involucrados. Aún conociendo cual iba a su destino, los
oficiales lucharon con gran valor. Al ser el monasterio incendiado,
murieron casi todos. Los que escaparon, buscaron refugio en China
meridional. Y entonces se levantó un segundo monasterio Sao-lin, en la
provincia de Fukien, para organizar a miembros con el mismo propósito: la
revolución.
Dentro
de este monasterio se encontraban dos sectas: los monjes verdaderos que
buscaban la salvación del alma, y los leales, que buscaban la restauración
del imperio Ming. Estos últimos se encargaron y aseguraron de que el
perfeccionamiento de este arte dentro del monasterio, fuera obligatorio
dentro del monasterio. Es una conocida leyenda el que estos estudiantes
tenían que pasar por una serie de pruebas para graduarse. En caso de que
estas pruebas no fueran superadas, los estudiantes continuaban allí, sin
importar el número de años que les llevará el aprobar. Las pruebas
consistían en:
Los
manchúes se enteraron de algún modo de la existencia de este lugar, e
incendiaron de nuevo el segundo monasterio Shao-lin. Por fortuna, la mayoría
de los miembros de Shao-lin fueron avisados del ataque y pudieron escapar.
Se refugiaron en las ciudades meridionales y comenzaron a enseñar en
ellas.
Durante
la dinastía Ming, en 1740, tuvo lugar una guerra en Okinawa, en la
capital. Después de la caída de Okinawa, el soberano Sho-ha-shi presidió
el gobierno, con pretensiones de establecer un país culto. Para presionar
sobre Okinawa, confiscó todas las armas. Es en este momento cuando los
habitantes de Okinawa inventan y desarrollan, numerosos y rudos medios de
defensa. Para ello se retiraron a las montañas.
En
1609, un señor feudal japonés, Shimazu, atacó Okinawa, y la conquistó
en nombre de Japón. Entonces ordenó una restricción mas severa de las
armas, para evitar represalias. Pero, secretamente los nativos practicaban
su arte, conocido como Te.
Por
respeto a la dinastía T’ang china (618-960 d. de C.) durante la cual
florecieron las artes de las manos vacías (karate en japonés significa
mano vacía), los nativos de Okinawa, cambiaron el nombre de Te de su arte
marcial a karate. Sin embargo en 1923 cambiaron el sistema del karate que
hasta entonces era chino por el sistema japonés. Este cambio lo realizó
Nagashigi Hanagi, un discípulo de Chogun Miyagi, maestro del karate del
estilo Goju. Se afirma que el cambio produjo un significado más profundo,
en el cual, lo espiritual superó a lo físico.
El
velo de secreto del karate, fue "tejido" en 1916, cuando dos
expertos de Okinawa, Kenwa Mabuni y Gichin Funakoshi introdujeron su técnica
al Japón. Su objetivo, no era introducir el karate como un arte marcial,
sino como un deporte, a través de todo Japón.
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