Sismología |
Fenómenos
sísmicos La
deformación de los materiales rocosos produce distintos tipos de ondas sísmicas.
Un deslizamiento súbito a lo largo de una falla, por ejemplo, produce
ondas longitudinales de empuje-tiro (P) y transversales de cizalla (S).
Los trenes de ondas P, de compresión, establecidos por un empuje (o tiro)
en la dirección de propagación de la onda, causan sacudidas de atrás
hacia adelante en las formaciones de superficie. Los desplazamientos
bruscos de cizalla se mueven a través de los materiales con una velocidad
de onda menor al agitarse los planos de arriba a abajo. Cuando
las ondas P y S encuentran un límite, como la discontinuidad de
Mohorodovicic (Moho), que yace entre la corteza y el manto de la Tierra,
se reflejan, refractan y transmiten en parte y se dividen en algunos otros
tipos de ondas que atraviesan la Tierra. Los intervalos de propagación
dependen de los cambios en las velocidades de compresión y de onda S al
atravesar materiales con distintas propiedades elásticas. Las rocas graníticas
corticales muestran velocidades típicas de onda P de 6 km/s, mientras que
las rocas subyacentes máficas y ultramáficas (rocas oscuras con
contenidos crecientes de magnesio y hierro) presentan velocidades de 7 y 8
km/s respectivamente. Además
de las ondas P y S —ondas de volumen o cuerpo—, hay dos ondas de
superficie, ondas Love, llamadas así por el geofísico británico
Augustus E. H. Love, que producen movimientos horizontales del suelo y las
ondas Rayleigh, por el físico británico John Rayleigh, que producen
movimientos verticales y son conocidas como ondas R. Estas ondas viajan a
gran velocidad y su propagación se produce sobre la superficie de la
Tierra.
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