La Energía Atómica |
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La
Energía Nuclear como opción para revertir el Efecto Invernadero Las
centrales nucleares no polucionan al ambiente con dióxido de carbono. Por
esa razón, son propuestas como alternativa para contrarrestar al efecto
invernadero. El dióxido de carbono, generado al quemar combustibles fósiles
(petróleo, gas, carbón), tiene la propiedad de absorber la luz; por eso,
cuando aumenta su concentración en la atmósfera también se incrementa
la temperatura promedio en la Tierra, al generarse un fenómeno análogo
al provocado por las paredes de un invernáculo. El efecto invernadero
siempre existió en nuestro planeta; pero, al aumentarse artificialmente y
en forma abrupta la concentración de dióxido de carbono, se está
alterando el balance hasta ahora natural entre la energía que nos llega
desde el Sol (siempre la misma) y la vuelta a emitir hacia el espacio (ahora
menos), produciendo como consecuencia un recalentamiento que determinará
un ascenso del nivel del mar y desequilibrios climáticos impredecibles. ¿Cuántas
plantas de generación atómica hay en el mundo? ¿Cuántas hay en nuestro
País? ¿Qué pasa con la salud de los trabajadores de esas plantas? De
acuerdo con información divulgada por la OIEA (Organización
Internacional de Energía Atómica), actualmente funcionan en el mundo 443
centrales nucleoeléctricas. Argentina
tiene dos centrales en funcionamiento (Atucha I y Embalse) y una en
construcción (Atucha II). Atucha
I está en la provincia de Buenos Aires, tiene una potencia de 350 MW y
aporta una generación anual de 3000 GW. La Central Nuclear de Embalse, en
Córdoba, es más poderosas: 650 MW y 4500 GW, respectivamente. Atucha II,
en construcción junto a Atucha I, tendrá una potencia de 750 MW. Las dos
que están en funcionamiento entregan su energía al Sistema
Interconectado Nacional. Es una red eléctrica que abarca gran parte del
país, desde Neuquén hasta Salta, pero no a la Patagonia. La generación
eléctrica de origen nuclear es aproximadamente el 13 % del total del
Sistema Interconectado Nacional.
En
todas partes, quienes operan instalaciones de este tipo están sometidos a
rigurosos y sistemáticos controles médicos, lo que determina que en la
práctica su expectativa de vida es muy superior a la de la población
vecina. ¿Cuándo
comenzaron a realizarse experiencias nucleares en la Argentina? A
fines de 1949 comenzaron a construirse instalaciones para investigación
en la isla Huemul, del Lago Nahuel Huapi, bajo la dirección del científico
alemán Ronald Richter -que había entusiasmado al entonces presidente
Juan Domingo Perón con la posibilidad de reproducir reacciones nucleares
controladas en nuestro país. Por influencia de Richter, Perón llegó a
cometer un grave error histórico, el 24 de marzo de 1951, cuando señaló
en un breve discurso "al mundo" que la Argentina había obtenido
la "liberación controlada de la energía atómica". Al poco
tiempo, una comisión investigadora determinó la falsedad de los
pretendidos logros del científico, quien fue separado de su cargo en
noviembre de ese año. Por entonces, el gobierno nacional tenía entre sus
objetivos convertir a la Argentina en un país de avanzada en materia
nuclear, exclusividad de los Estados Unidos y la desaparecida Unión Soviética.
Aquella costosa aventura nuclear dejó como saldo la creación, el 31 de
mayo de 1950, de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), para
dar marco administrativo a las actividades de la isla Huemul; con el
tiempo, constituyó el grupo de trabajo más exitoso de la historia científica
nacional. ¿Cuál
es el marco jurídico en que se desarrolla la energía nuclear en la
Argentina? Por
ahora, la actividad nuclear en la Argentina está regida por el
Decreto-Ley 22498/56, ratificado por Ley 14467/56, más el Decreto 1540,
de agosto de 1994, que dividió la Comisión Nacional de Energía Atómica
en tres. La CNEA quedó a cargo de la investigación y el desarrollo de
nuevas tecnologías, el ENREN (Ente Regulador Nuclear) asumió el control
de las seguridad de todas las actividades nucleares y Nucleoeléctrica
Argentina, a ser transferida a la actividad privada, se encarga del
funcionamiento de las centrales. Mientras tanto, el Congreso está
tratando una nueva Ley Nuclear, para darle un marco jurídico completo al
proceso de privatización en marcha. Por otra parte, para cubrir el vacío
legislativo que se creó a partir de la exclusión de los residuos
radiactivos de la Ley 24051, de Residuos Peligrosos, la diputada Mabel Müller
presentó un proyecto de ley que regula su gestión en todo el país,
incluyendo el problema de los subproductos de la medicina nuclear, que
también está recorriendo su camino parlamentario. ¿Qué
se está haciendo con el plutonio producido en las centrales nucleares
argentinas? El
plutonio forma parte de los elementos combustibles gastados en las
centrales nucleares (Atucha I y Embalse). Están siendo guardados en
piletas, bajo el agua, junto a sus respectivos reactores. Permanecerán en
ese lugar seguro durante las próximas décadas, hasta que se resuelva cuál
de las tecnologías disponibles es la más conveniente para reprocesarlos,
y así volverlos a utilizar, o para depositarlos en un lugar definitivo (repositorio).
La
producción de concentrados de uranio en el país en 1994, 1995 y 1996 fue
la siguiente (expresado en toneladas de uranio):
En
la actualidad, el único yacimiento que está en condiciones de explotación
de Uranio es el de Sierra Pintada, ubicado al sur de la Provincia de
Mendoza, a unos 40 Km. al oeste de la ciudad de San Rafael. Ese distrito
uranífero fue descubierto por la Comisión Nacional de Energía Atómica,
en 1968, mediante prospección aérea. Las rocas que contienen al mineral
son de origen volcánico y de edad pérmica (270 millones de años). El
yacimiento fue explorado y ubicadas sus reservas por perforaciones. La
explotación comenzó en 1976 y se realiza por el método de cielo abierto
(canteras). El mineral se procesa en una planta de concentración que
posee la CNEA en el mismo lugar, con una capacidad nominal de 120
toneladas anuales. Desde el año pasado, por razones de mercado, la
producción minera está suspendida y la planta de concentración trabaja
con mineral extraído con anterioridad y a un ritmo mínimo. Hasta la
fecha, el yacimiento ha producido unas 2.000 toneladas de concentrado de
uranio. ¿Podría
repetirse en Atucha la historia de Chernobyl? En
Chernobyl, cuando advirtió el peligro, el operador no pudo detener la
excursión de potencia en marcha. El reactor RBMK siniestrado tenían 28
barras de seguridad, de las 222 de control; tardaban 20 segundos en ser
insertadas y 10 segundos en hacer sentir su efecto. En las centrales
argentinas ese número es similar, 28 para el CANDU 600 (Cadmio) y 29 para
Atucha I (Hafnio); pero, tardan en insertarse 2 segundos y su efecto se
hace sentir al segundo. Por
otro lado, tanto en Embalse como en Atucha existe el sistema de inyección
de venenos solubles para la parada de emergencia (Gadolinio en el CANDU y
Boro en Atucha). En
aquel RBMK el sistema de seguridad era el mismo sistema de regulación,
con 5 niveles de seguridad. En
Atucha I se tiene el sistema de regulación, el sistema de parada de
barras y el sistema de inyección de Boro. Los tres son independientes,
con su lógica y sus detectores asociados. En
Embalse se opera con un sistemas de regulación, otro asociado para bajar
la potencia al 20 % (4 barras), el de parada 1 (28 barras) y el de parada
2 (inyección de Gadolinio). Los cuatro son también independientes entre
sí, pudiendo cada uno detener al reactor en caso de funcionamiento
anormal. Tanto
en Atucha como para Embalse, la probabilidad de falla simultánea de todos
los sistemas es de uno en millones.
Por
otro lado, el moderador de los RBMK es Grafito, mientras que nuestras
centrales utilizan Agua Pesada. Aquí no puede ocurrir la reacción
explosiva que se dió en Chernobyl, del grafito con el aire y el agua. Sí,
en cambio, se podría dar una liberación de hidrógeno en el improbable
caso de que los sistemas de seguridad fallaran. Pero, sería improbable la
formación de hidrógeno en cantidad suficiente como para estallar, debido,
principalmente, al gran volumen que poseen nuestras centrales para
su expansión (Embalse 50000 m3, contra 100 m3 del Chernobyl), lo que baja
automáticamente su presión. Aparte, la atmósfera tiene condiciones
reductoras, para prever un caso de esta naturaleza. Finalmente,
el RBMK 1000 de Chernobyl poseía una contención parcial, en la parte
inferior, que incluía una pileta para condensación en el caso de
eventual pérdida de vapor. En Atucha todas las instalaciones críticas
están dentro de dos edificios concéntricos, poderoso sistema de contención,
una esfera de acero y una de hormigón. El
RBMK 1000 hubiese requerido un edificio de contención mas robusto que los
de Atucha I y Embalse. |