Citología |
Cromosomas Los
cromosomas son el soporte físico y material de la herencia. En el momento
de su máxima complejidad estructural, durante la división de la célula,
los cromosomas aparecen como cuerpos alargados que se tiñen intensamente
con los colorantes básicos. Están formados por ácido
desoxirribonucleico (ADN) y proteínas. Es muchos casos, los cromosomas
están acodados o doblados, mientras que en otros son completamente
rectos. No obstante, en todos existe una especie de estrangulación, la
llamada constricción primaria, que separa dos ramas o brazos del
cromosoma, dejando entre ellas dos una porción llamada centrómero. Por
la posición del centrómero, los cromosomas se pueden clasificar en tres
grandes grupos: 1) Metacéntricos, cuando las dos ramas o brazos son
aproximadamente iguales por ser el centrómero medial. Los cromosomas
toman en este caso la apariencia de una V; 2) submetacénticos, cuendo el
centrómero separa dos brazos de distinta longitud, por lo que el
cromosoma aparece en forma de L, y 3) acrocéntricos, si el centrómero se
encuentra en un extremo y uno de los brazos es muy pequeño o incluso no
existe. En estos casos, el cromosoma tiene forma de bastón. En
algunos cromosomas existe otra estrangulación, la constricción
secundaria, que separa un fragmento cromosómico llamado satélite, de
tamaño y localización fijos cuando existe. Dentro del cromosoma se
pueden visualizar, en algunos momentos, unos filamentos trenzados en
espiral. Pueden ser simples o estar constituidos por dos o cuatro unidades,
a las que se llama cromonemas. El cromonema aparece en ciertas etapas de
su ciclo como un collar o un rosario, formado por regiones delgadas que se
alternan con otras más gruesas. Estas últimas se llaman cronómeros y
representan zonas en las que se produce una superposición de espirales.
El microscopio electrónico ha permitido demostrar que, en contra de
algunas opiniones antiguas, el cromosoma carece de una envuelta membranosa,
y entre las vueltas de la espiral no existe ningún tipo de matriz amorfa
que las separe. La
forma de cada cromosoma se mantiene constante de una generación a otra, y
es la misma para todos los individuos normales de la misma especie. Las
proporciones relativas de los brazos entre sí y el tamaño relativo de
los cromosomas son también constantes. Cada especie biológica tiene un número
característico de cromosomas en todas sus células, a excepción de los
gametos. La especie humana tiene por ejemplo 46 (44 autosonas y 2
heterocromosomas o cromosomas sexuales). Los autosomas son iguales dos a
dos, por lo que se puede decir que, en la especie humana, hay 22 pares de
autosomas y un par de cromosomas sexuales. Los miembros de un par de
cromosomas se denominan homólogos. El número de parejas de cromosomas
homólogos (23 en la especie humana) es el número haploide de la especie.
El número total de cromosomas (46 en la especie humana) es el número
diploide. Se
denomina cariotipo al grupo de características que pueden tomarse en
cuenta para identificar un juego cromosómico particular. El cariotipo es
característico de cada individuo, de la especie, del género o incluso de
grupos más grandes. El cariotipo se puede representar por medio de un
diafragma llamado idiograma, en el que se ordenan los pares homólogos en
series de tamaño decreciente.
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