El San Bernardo es tal vez la única raza desarrollada por motivos altruistas: Los monjes del hospicio suizo San Bernardo trabajaban arduamente en salvar las vidas de los viajeros que quedaban atrapados en la nieve de los Alpes. Ochocientos años más tarde, los cansados monjes se dieron cuenta que los perros eran una mejor alternativa. Buscaron desarrollar el perro de rescate perfecto y así nació el San Bernardo.