Perros como estos han cuidado los monasterios tibetanos por casi 3000 años. Comparten su trabajo con mastines, ladrando fuertemente para alertar a los grandes perros. Como vivían dentro de los templos, rápidamente se transformaron en mascotas. La leyenda tibetana señala que los monjes que cometen serias transgresiones en vida, son reencarnados en estos perros, los que se consideran sagrados.
Tiene su origen en el Tíbet en el año 600. Mide entre 25 y 28 cm. y pesa entre 6 y 7 kg.