En la mitad del siglo XIX, los cuidadores ingleses tuvieron un gran problema. Dado que la caza ilegal de había penado con la muerte, los cazadores ilegales concluyeron que, si eran sorprendidos en el acto, les era más conveniente matar a los cuidadores de los animales. Para protegerse, los cuidadores desarrollaron un perro rápido, silencioso y temerario para que hiciera el trabajo. Este perro fue el Bullmastiff.